jueves, 16 de septiembre de 2010

Estrella brillante (Bright Star)

Bright Star es una película de la cineasta Jane Campion, la directora de El piano, que narra el primer amor del poeta inglés John Keats (1795-1821), enamorado de su vecina, la joven Fanny Brawne. Una historia apasionante, llena de romanticismo y amores difíciles. Keats, autor de odas y baladas, se caracteriza por su tono marcadamente romántico y por su melancolía. Y eso es lo que encontramos también en la película.

Para no perdérsela.


Bright star
Bright star, would I were steadfast as thou art--
Not in lone splendour hung aloft the night
And watching, with eternal lids apart,
Like nature's patient, sleepless Eremite,
The moving waters at their priestlike task
Of pure ablution round earth's human shores
Or gazing on the new soft-fallen mask
Of snow upon the mountains and the moors--
No--yet still steadfast, still unchangeable,
Pillow'd upon my fair love's ripening breast,
To feel for ever its soft fall and swell,
Awake for ever in a sweet unrest,
Still, still to hear her tender-taken breath,
And so live ever--or else swoon to death.

Estrella brillante
Estrella brillante, si fuera constante como tú,
no en solitario esplendor colgada de lo alto de la noche
y mirando, con eternos párpados abiertos,
como de naturaleza paciente, un insomne Eremita,
las móviles aguas en su religiosa tarea
de pura ablución alrededor de tierra de humanas riberas,
o de contemplación de la recién suavemente caída máscara
de nieve de las montañas y páramos.
No, aún todavía constante, todavía inamovible,
recostada sobre el maduro corazón de mi bello amor,
para sentir para siempre su suave henchirse y caer,
despierto por siempre en una dulce inquietud,
silencioso, silencioso para escuchar su tierno respirar,
y así vivir por siempre o si no, desvanecerme en la muerte.

España compra la casa de Luis Buñuel en México

Nuestro genial Buñuel vivió en el exilio mexicano desde 1952 hasta el momento de su muerte, en 1983, y llegó a nacionalizarse mexicano. En México encontró facilidades para vivir y trabajar en un ambiente de libertad y rodó muchas de sus películas. Ahora el Ministerio de Cultura de España ha decidido comprar la casa de Ciuda de México donde vivió Buñuel. Todo un acierto.

Más información:

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El perverso retorno de los clásicos


Primeros cafés en el Avempace y primeras conversaciones con los compañeros. De zombis y de literatura. Todo un fenómeno social. Cuánto le debe el arte pop al cineasta George A. Romero, el padre del carnívoro muerto viviente actual que, poco a poco, se ha ido inmiscuyendo en otros artes, tal que el de la letra escrita, para pervertir sus contenidos gracias a títulos como Orgullo y prejuicio y zombis (Jane Austen y Seth Grahame - Smith) o la recientemente publicada "per"versión zombi del insigne Quijote cervantino (obra de un tal Házael G. y que podéis encontrar en cualquier librería).


Si en el cine, el muerto viviente ha sido capaz de crear todo un subgénero (numerosos son ya los estudios que así lo atestiguan), no menos fortuna, en los últimos años, está teniendo la literatura, gracias a títulos como Guerra Mundial Z (Max Brooks), que ya podéis compar en edición de bolsillo, o, en el caso hispánico, la magnífia Apocalipsis Z (Manel Loureiro).

Curiosa resulta la historia de la susodicha novelita, que un buen día decidió escribir por entregas, en un blog, su autor, Manel Loureiro, originando todo un fenómeno literario. La editorial Dolmen tuvo el acierto de publicar en papel la estupenda narración de Loureiro, a la que siguieron otros títulos como Naturaleza muerta de Víctor Conde o Los caminantes de Carlos Sisí. La esperada continuación de Apocalipsis Z , titulada los Días oscuros, fue lanzada a bombo y platillo por Plaza & Janés y constituye uno de los relatos más impactantes del género, aunque, como curiosidad, os recomendaría leer con atención el Lazarillo Zombi. Matar zombis nunca fue pan comido de Lázaro González Pérez de Tormes.

Quienes mantengan que los clásicos están muertos deberían andarse con ojo, están retornando de sus tumbas a dentellada limpia, más feroces que nunca.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El pirata Garrapata y otros horrores cósmicos


Lo prometido es deuda. He aquí el primer texto escrito, a manera de saludo, para Letr@herida, el blog del Departamento de Lengua Española y Literatura del IES Avempace, al que, alegre y contento, me acabo de incorporar.

Tras una breve reunión matinal, caminando hacia mi casa, iba yo pensando en algo de lo que escribir. La solución la encontré dejándome llevar por lo que esas dos palabras (Letra Herida) me evocaran. Letra Herida. Esritura y dolor. Ya el dibujito que adorna el blog (de sospehoso parecido con los motivos infantiles del Rojo oscuro de Darío Argento) resulta tremendamente sugerente al identificar la terrible relación que existe entre la letra y la sangre (o la muerte). Así las cosas, obviada la sobada y desgastada idea de que leer amplia horizontes, enriquece la vida y hace confraternizar a los hombres, podemos encontrarnos cara a cara con ese abismo en el que el texto es rito, norma e incluso pretexto para ejecución o vilipendio. Tal que en un cuento de Lovecraft, junto a los coloridos libros que habitan los estantes de las juveniles bibliotecas, sería perversamente divertido hallar un ejemplar del Martillo de las brujas de Heinrich Kramer y Jacob Sprenger o de Mi lucha de Adolf Hitler, textos que, por el contrario a lo que nuestra profiláctica y superchilerendi sociedad vende, han servido para alentar y justificar horrores inquisitoriales y holocaústicos infiernos. Letra y herida, indisolublemente unidas, como la imborrable cicatriz que permanece en la carne del esclavo cuando a fuego se le marca.

Uno de los primeros libros que recuerdo haber leído, y que al alcance de la mano aún tengo mientras esribo estas líneas, es El pirata Garrapata de Juan Muñoz Martín. Para mí, El pirata Garrapata es una obra maestra, pues gracias a ella comenzó mi amor por lo libresco. Sí, años, muchos años más tarde, fui descubriendo a otros autores a los que idolatro (Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, el Marqués de Sade, Antonio Muñoz Molina, Federico García Loca, Juan Rulfo, Stephen King, Tolkien y un tal Anónimo que ha escrito textos impagables como la Epopeya de Gilgamesh, el Cantar de Mio Cid o mi tan querido Lazarilo de Tormes), pero siempre he sentido una simpatía especial por el antes citado Lovecraft, pues gracias a él descubrí que los libros no sólo servían para alcanzar la libertad, sino que ellos podían ser los culpables directos de la locura, la muerte e incluso el advenimiento (y esto es lo peor de todo) de los horrores cósmicos. Sí, queridos amigos, la letra y la herida son dos palabras que, aunque apriorísticamente resulten antagónicas, cabalgan juntas como las quijotescas armas y letras. Los libros pueden ser bonitos, pero también pueden ser oscuras puertas hacia dolores tan legendarios como los imaginados por Clive Barker en Hellraiser. Conocer no siempre es una agradable caricia. Pero no nos pongamos existencialistas, y terminemos, en plan festivo e intrascendente, recomendando unas cuantas peliculillas que, de una u otra manera, han abordado desde diversos puntos de vista lo que aquí he sugerido (tratarlo sería labor de tesis):

Lecturas diabólicas (Tibor Tákacs, 1989): un pequeño clásico del cine de terror de serie B de finales de los 80. Hoy por hoy, de Tákacs apenas se sabe nada, pero en aquella década de oro fue uno de esos interesantes valores. La puerta, otra de sus películas, es, según los entendidos, su mejor obra, pero a mí me gusta mucho más ésta, que vi en el cine Goya (hoy ya desaparecido) cuando era un chaval.

El libro negro (Paul Verhoeven, 2006): una película de nazis rodada por Verhoeven (Robocop, Instinto básico, El hombre sin sombra) tras abandonar Hollywood. El autor de Showgirls recupera el sabor europeo de sus primeras películas en este regalo para los seguidores de su cine (entre los que me encuentro) desde sus espléndidos comienzos (Delicias turcas, El cuarto hombre, Los señores del acero).

En la boca del miedo (John Carpenter, 1995): el tío John ya había adaptado libremente a Lovecraft en La cosa (léase En las montañas de la locura y establezca el sagaz lector los pertinentes paralelismos), si bien era ésta al mismo tiempo una nueva versión del clásico de Christian Nyby producido por Howard Hawks: El enigma de otro mundo. Dicen que En la boca del miedo es el homenaje de Carpenter al maestro de Providence. A mí me parece que no es de sus mejores películas, pero, ¡ojo!, Carpenter es Carpenter.

La novena puerta (Roman Polanski, 1999): y, para finalizar, un Polanski, adaptando en esta ocasión una magnífica novela de Arturo Pérez Reverte (El club Dumas), directamente relacionada con el tema de este carpetovetónico articulillo. Enrique Urbizu, guionista de la película, solía meterse bastante, en sus clases de cine en la Universidad de Carlos III de Madrid, con los cambios que hizo Polanski en su guión. A pesar de ello, la versión de Polanski me gusta mucho. También me gusta más su cine que el de Urbizu.

Y, por hoy, eso es todo, amigos.

Un Lope de Vega de cine


Acaba de estrenarse la película Lope, dirigida por el brasileño Andrucha Waddington y protagonizada por Alberto Amann (Lope de Vega), Leonor Watling (Isabel de Urbina), Pilar López de Ayala (Elena de Osorio), Juan Diego (Jerónimo Velázquez), Luis Tosar (fray Bernardo), Miguel Ángel Muñoz (Perrenot) y Sonia Braga (Paquita).

Un gran reparto para una buena producción que nos permitirá conocer mejor el Siglo de Oro español y la biografía de Lope, un gigante de nuestras letras, un genio portentoso, el "Fénix de los Ingenios", como dijo de él Miguel de Cervantes.

Lope tuvo una vida novelesca, llena de peripecias, amoríos, encuentros y desencuentros. La película se centra en el Lope joven que vuelve a Madrid después de haber participado en las guerras del Imperio español. Allí descubre el teatro... y el amor de las mujeres.

Estas son las palabras del director, Andrucha Waddington, explicando su idilio con Lope:

"Cuando llegó a mis manos el guión de Jordi Gasull [guionista de El viaje de Arián; Eduard Bosch, 2000] e Ignacio del Moral [Los lunes al sol; Fernando León de Aranoa, 2002], supe que ésta era la película que quería hacer. No lo leí: lo viví. Entré en sus páginas, reí, lloré y acabé perdidamente enamorado. Hay biografías tan fabulosas que parecen inventadas. La vida de Lope de Vega es una de ellas: un sinfín de aventuras y amores tan increíbles, tan excitantes y apasionados, que parecen escritos por un novelista llevado por su febril imaginación. No obstante, los acontecimientos que esta película narra no son tan sólo ciertos sino que corresponden al genio que revolucionó la literatura española en el siglo de Oro y puso las bases del teatro moderno.

Han pasado casi cuatrocientos años desde su muerte, pero hoy, en pleno siglo XXI, nos hallamos en la misma situación que quienes le conocieron en el XVI: totalmente hechizados y perdidamente enamorados de él. Quizás porque, seguramente, la mejor obra de la extensa producción de Lope fue su propia vida; tal vez porque su mejor espectáculo fue, precisamente, el que protagonizó él mismo. Lope fue un joven, que como tantos, sólo buscaba encontrar un lugar en el mundo. ¿Quién no busca una posición, amor y felicidad?

Lope es un joven que viene de una clase social baja y que sueña con alcanzar ese mundo que hoy logran los grandes deportistas y las supermodelos. Es un joven que acaba de descubrir su vocación y tiene hambre de ser reconocido, y que, sin saberlo, es uno de los mayores genios de la historia. Un joven con las mismas ambiciones y sueños que los de hoy, y que a la vez debe decidirse entre el amor de dos mujeres.

Creo que eso es lo que hace de LOPE una película actual y contemporánea. Una película que aunque pase en otro tiempo la hemos filmado como si ocurriera hoy, sin la distancia, ni el recargamiento de las películas de época".

Hablemos de inmigración

Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, acaba de dar a conocer los últimos datos disponibles, referidos al año 2009, sobre los extranjeros residentes en Europa.

Según las estadísticas, en la Unión Europea un 6,4% de la población es extranjera, aproximadamente 32 millones de personas, de los cuales 12 millones (2,4%) son de origen comunitario y el resto, extracomunitario (4%).

Por países, en España, la tasa es más alta, casi el doble que en la UE: un 12,3% de la población es extranjera, más de 5 millones y medio de personas, de los que casi 2 millones y medio (5%) son comunitarios y el resto, extracomunitarios (7,3%).

En términos absolutos, Alemania es el país europeo con más extranjeros (más de 7 millones sobre un total de 92), seguido del Reino Unido, Francia e Italia. Los que menos extranjeros alojan son: Bulgaria (23.800) y Malta (18.100).

Por porcentajes, el que mayor porcentaje de población foránea tiene es Luxemburgo (43,5%), seguido de Letonia (17,9%). Los que menor porcentaje poseen son: Bulgaria (0,3%) y Polonia (0,1%).

Por países, los ciudadanos que más emigran son los rumanos (2 millones), polacos (1,5 millones) e italianos (1,3 millones).

Ya sabéis, avempacianos: a aprender idiomas (por si os toca vivir en otro país) y a facilitar la integración de los que llegan (por aquello de tratar como te gustaría ser tratado).

martes, 7 de septiembre de 2010

"Viajes, fábulas y otras travesías" (2006), de Manuel Vicent

Seguimos con Vicent, un autor que nos apasiona y que pronto visitará nuestro instituto. En esta ocasión vamos a hablar de su libro de crónicas Viajes, fábulas y otras travesías (Madrid, Alfaguara, 2006).

"El ver mucho y leer mucho aviva el ingenio de los hombres". Esta frase de Cervantes iría bien al Vicent viajero, que en este libro deja huella de su profundo conocimiento geográfico, histórico y literario.

El libro es un conjunto de crónicas dividido en tres partes. La primera, de 1985, "Escrito en el corazón de Europa", indaga en el ser europeo cuando todavía existía el muro de Berlín. La segunda, "Las ciudades de la memoria", escrita en 1990, indaga en la fisonomía de las principales ciudades del mundo: La Habana, San Petersburgo, Fez, Viena, Praga, Jerusalén, Budapest, Pekín, Nueva York, Shanghai, Lima, Nairobi, Hong Kong, Río de Janeiro... La tercera, "De Siracusa a Olimpia", de 2004, está dedicada a Grecia, cuna de la cultura occidnetal. Para el autor «Grecia es una pauta de la mente» donde «Goethe descubrió Grecia sin llegar a ella. Los poetas Keats y Shelly murieron en el camino soñándola. Lord Byron y Chateaubriand la alcanzaron y al conquistarla no hallaron nada que no estuviera antes en su memoria».

Diálogos agudos, anécdotas, reflexiones, fábulas en el estilo brillante característico de Vicent.

Pueden leerse las primeras páginas de libro en este enlace:


Todo un maestro.

lunes, 6 de septiembre de 2010

"Son de mar" (1999), de Manuel Vicent


Es esta una magnífica novela, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 1999 y llevada al cine por Bigas Luna.

Es la historia de Ulises, un profesor de literatura clásica en el instituto de Circea, lugar imaginario de la costa mediterránea. El profesor desaparece un día en el mar y, tras años de espera, su mujer, Martina, rehace su vida al lado de un poderoso constructor, Alberto, que se ha convertido en el cacique del pueblo. Ella recibe un día la llamada misteriosa de alguien que resulta ser el desaparecido y ambos reinician una historia de pasión que creían perdida para siempre. Un amor que, como en la literatura clásica, vencerá a la propia muerte. El regreso a Ítaca de este moderno Odiseo resulta ser un reencuentro con la mujer amada primero y el retorno final de la pareja al mar amniótico del Desnacer.

Con sabor a mar, olor de azahar y ruido marino, con cantidad de referencias a la mitología clásica, bajo los rayos del sol sofocante de un mes de agosto, el lector vive con los protagonistas un hermoso relato lleno de sensualidad. La historia empieza por el final (in extrema res), cuando aparece en la playa un cadáver vestido de esmoquin, creando una intriga que te lleva a leer la novela hasta el final. La narración no lineal y en 3ª persona contribuye a mantener la tensión hasta el desenlace. Queda tras la lectura una sensación de que el amor todo lo puede, que la pasión de Ulises y Martina pertenece a la categoría de lo imperecedero.

El texto magnífico de un magnífico narrador. Una bella historia de regreso y liberación llena de poesía. El estilo de Vicent está lleno de imágenes visuales, auditivas, táctiles. Influido por el realismo mágico hispanoamericano, por el García Márquez de "El ahogado más hermoso del mundo", Vicent crea una historia entrañable, hiperbólica, romántica, en la que los sueños, los mitos y la realidad se funden en un todo que hace de Son de mar una lectura inolvidable.

Personajes principales

Ulises Adsuara, profesor de literatura clásica, marinero, flaco, desgarbado, miope, soñador y magnífico contador de historias mitológicas.

Martina Lambert, su mujer, bella y sensual, hija del cantinero de El Tiburón, Basilio Lambert. A los ocho años de la desaparición de Ulises se casa con Alberto.

Alberto Sierra, constructor, millonario, hombre musculoso y violento, poco sensible.

Yul Brinner, actor de Hollywood, amor platónico de Martina en su juventud, al que ella vio en la cubierta del yate Son de mar, cuando rodaba exteriores en el puerto de Circea.

Más información

Opiniones de un lector

Wikipedia

Citas de M. Vicent

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Vicent: Comer y beber a mi manera


Este es el libro gastronómico de un "bon vivant". Vicent nos habla en Comer y beber a mi manera (Madrid, Alfaguara, 2006) de lugares míticos de la literatura y la historia (los bares o restaurantes donde paraban Proust, Hemingway, Blasco Ibáñez, García Márquez...), de encuentros con amigos y personajes ilustres (Pasionaria, Serrat, Montalbán...). Nos cuenta sus vivencias ante licores y sabores en distintas partes del globo. Nos da recetas personales de los platos que más le gustan, etc. Por aquí comparecen alimentos sencillos como el pan, las aceitunas, el tomate y el aceite; elaborados postres, platos populares (paella, sopa, tortilla de patata), internacionales (harira, couscous) o nacionales (arroz abanda); salazones, frutos secos, bebidas, mercados...

Anécdotas jugosas, observaciones agudas y un estilo personalísmo en cada página que aquí antologamos.

¡A comer!

Juan Mari Arzak junto al premio Nobel (pp. 169-170)

Sucedió en la Zona Rosa de la Ciudad de México, en el restaurante Tezca, una franquicia de Juan Mari Arzak que gobierna el joven cocinero donostiarra Bruno Oteiza. Coincidí allí en una agradable cena con la embajadora española Cristina Barrios, con Gabriel García Márquez, su mujer Mercedes y otros amigos. Juan Mari Arzak vino a sentarse con nosotros al final de la cena e iniciamos una larga tertulia de sobremesa mientras el restaurante repleto al final de la noche se iba vaciando. Nuestra mesa ocupaba un lugar estratégico. Todos los clientes se veían obligados a pasar por delante.

Esa noche ocurrió algo que puso en evidencia que el ser humano le da muchísima más importancia al estómago que al cerebro, cosa que yo había sospechado desde tiempos muy remotos. García Márquez y Arzak estaban sentados uno junto al otro, pero el premio Nobel ocupaba el primer plano cerca del pasillo de salida. Apenas hubo un cliente que antes de abandonar el restaurante no acudiera a nuestra mesa para saludar y felicitar al famoso cocinero. Y para darle un abrazo tenían que hacerlo sobre la espalda del premio Nobel e incluso con algún codazo en la nuca.

—Gracias, Juan Mari. En mi vida he degustado un pichón con cerezas como el de esta noche. No lo olvidaré nunca.

—Me alegro —decía Arzak.

—Enhorabuena, Juan Mari, por esa sopa de ostras con zumo de espinacas y perejil.

Entre los clientes agradecidos y el cocinero se encontraba un premio Nobel al que ninguno de los comensales que salía del restaurante con el estómago agradecido se dignó dirigirle ni siquiera una frase de admiración pese a que la imagen de García Márquez en México es sobradamente conocida.

—¿Cómo has conseguido ese milagro del bogavante con los macarrones de cebollino? —le preguntaba uno.

—¡¡Divinos esos cogollitos!! Volveremos muchas veces para ser felices.

Yo veía a García Márquez cada vez más hundido en una evidente depresión. Ni una palabra, ni una sonrisa, ni una mirada para él. Sin duda pensaba como yo que era más agradecido inventar unos cogollitos gratinados que escribir Cien años de soledad.

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Dedicatoria del libro

"La mejor receta de cocina es esa sensación que los pobres llaman hambre y los ricos, apetito"

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