domingo, 7 de octubre de 2012

La Odisea

                                                    Las vacas del sol

Se detienen en la isla de Helios. Allí pacen un gran número de vacas, una por cada día del año y su número debe permanecer siempre constante. Ni aumenta ni disminuye.
Ulises prohíbe a sus compañeros que coman esas vacas porque son sagradas. Pero el tiempo pasa y las condiciones marítimas les impiden salir de la isla. Están hambrientos. Ulises se retira a meditar y se duerme.
Mientras, sus compañeros matan varias vacas y se las comen. No son vacas corrientes, así que incluso troceadas no paran de mugir. Cuando Ulises se entera, monta en cólera. Pero ya es demasiado tarde.
Sus compañeros están perdidos. Zeus les castiga y hunde su barco en medio de una tempestad provocada por el monstruo Caribdis. Solo Ulises se salva.






1 comentario:

  1. Si algún día las vacas hablaran, seguro que nos pedirían responsabilidades por tantos años, lustros, siglos... de "vaquicidios", "toricidios" y "ternericidios".

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