sábado, 30 de julio de 2016

Epónimos-2

En una entrada anterior, hablamos de la eponimia, procedimiento de creación de nuevas palabras que consiste en convertir un nombre propio en común.

Podéis ver el linkhttp://lenguavempace.blogspot.com.es/2016/05/eponimos.html

Ahora vamos a completar lo que allí dijimos.

En la ropa tenemos epónimos tan conocidos como cardigan, leotardos, mackintosh (abrigo a prueba de agua), stetson (sombrero típico de cow-boy), (botas) wellington. Detrás de todos estos epónimos hay nombre propios convertidos en comunes.

Lo mismo ocurre en el campo semántico de la comida (galleta garibaldi, pastel pavlova, sandwich, el pastel de Eccles, salsa Meunière, galletas Letizias -dedicadas a la reina Letizia-, pastel Sarah Bernardt, cóctel Rose Kennedy), en el de las flores (begonia, dahlia o dalia, magnolia), los instrumentos musicales (saxo o saxófono, sousafón o sousáfono), las armas (colt, derringer, mauser, kalashnikov), la medicina (fisuras rolándicas, fisuras silvanas, trompas de Eustaquio, trompas de Falopio, síndrome de Alzheimer, enfermedades de Parkinson, de Ménière...)

A veces creamos adjetivos derivados del nombre propio: película hitchcokiana, descripción dickensiana, música mozartiana, pintura turneriana...

O usamos nombres de personajes para referirnos a personas: ser un romeo, una cenicienta; tener una personalidad de Jekyll y Hyde, una relación de Holmes y Watson, una situación de David contra Goliath...

Los nombres de personas famosas o sus títulos nobiliarios (Earl Grey tea, vino marqués de Riscal) o sus apellidos (Domecq, Osborne) pueden servir para denominar objetos (USS Ronald Reagan, barco de guerra; rosa Cary Grant), edificios (Mediateca François Miterrand), calles, parques, jardines, hospitales, colegios, centros de todo tipo (lagos de Penélope Cruz)...

Vocabulario y geografía

Hay palabras que nos dicen el lugar del que proceden. Por ejemplo, en inglés se llama a un terrible desastre balaclava, por la famosa batalla de la guerra de Crimea donde se produjo la famosa Carga de la brigada ligera, que acabó con 600 muertos británicos a manos rusas, un episodio sangriento y heroico al que Lord Alfred Tennyson dedicó su famoso poema.

Todos podemos tener o encontrar nuestro Waterloo, un lugar de Bélgica donde Napoleón sufrió la derrota definitiva. ¡Y ojalá que no nos pille demasiado pronto Armaggedon, alusión bíblica del Apocalipsis de San Juan al fin del mundo, cuando se producirá la batalla definitiva entre las fuerzas del bien y del mal!

Pero no solo de batallas vive el hombre. Tomémonos un burdeos o un rioja o un champán. (¡Ojo, que digo "o" y no "y"!) Pongámonos (agua de) colonia. Comamos Brie (queso de) o unas (coles) de Bruselas o unas (pastas) danesas. O quizás unas hamburguesas o unas frankfurters. O si preferís, unas sardinas de... Sardinia (o sea, Cerdeña).

Dejemos ahora la comida y la bebida y vayamos de compras: ¿jeans, jerseys, bikinis, trencas, tuxedos...? La palabra jeans procede el nombre antiguo en inglés de la ciudad de Génova, donde se fabricó por primera vez esta tela. El americano Lévi-Strauss la compró con intención de fabricar tiendas de campaña, pero en vez de eso hizo pantalones y así nacieron los tejanos, que vienen de... ?
En cuanto a la trenca, quizás la palabra venga de la españolización de Trench coat, abrigo de trinchera, pues el modelo original, que era marrón camello, fue muy utilizado por los soldados durante la Primera Guerra Mundial. En inglés, se llama duffle coat, por la ciudad belga de Duflle.
Los bikinis y jerseys (o pullovers) tienen nombres de islas, como todo el mundo sabe. Y en cuanto al tuxedo, nombre americano del esmoquin, se llama así por el Tuxedo Club, donde se exigía a los clientes que llevaran la susodicha prenda.

Pero sigamos con la clase de geografía, digo de vocabulario, digo... Bueno, ya no sé ni lo que digo. Di a alguien un limerick, conduce una limusina, compra un (perro) alsaciano o un labrador. Juega al badmington o al rugby. Corre un maratón. Participa en un derby. Danza una mazurca...

Sin darte cuenta, ya has viajado por medio mundo.

Sobre el origen de la palabra "Robot"


En 1921 el escritor checo Karel Čapek [ˈkarɛl ˈʧapɛk] (1890-1938) escribió en Praga Robots Universales Rosum, traducida al año siguiente al inglés, la historia de una factoría que producía trabajadores humanoides. Necesitaba un nombre para sus esclavos electrónicos y fue su hermano Josef quien recordó la antigua palabra checa para los "trabajadores forzados": robota.

Autómata era una palabra disponible desde el siglo XVII y, desde el siglo XVIII, existía la palabra androide. Por cierto, que el célebre Philip K. Dick (1928-1982) la utiliza en su novela corta Do Androids Dream of Electric Sheep?, inspiradora de una de las películas más importantes de la ciencia ficción: Blade Runner.

Pero tras la obra de Čapek la palabra robot se convirtió en una de las más relevantes del mundo tecnológico. En 1929 ya aparece traffic robots, para referirse a las luces automáticas de regulación del tráfico. Después de Čapek, otros escritores han escrito sobre los robots, entre ellos Isaac Asimov y su famoso I, Robot, adaptado al cine.

Los escritores de ciencia-ficción abreviaron la palabra en bot, refiriéndose a software que se ejecuta automáticamente en un ordenador o que realiza él solo la tarea, sin mediación de las personas. Cuando usamos internet o cualquier juego de ordenador, nos encontramos muchos de esos bots o robots. Además, la palabra bot se ha convertido también en un sufijo, siendo la palabra que lo precede la que especifica de qué tipo de robot se trata: infobot, spambot, spybot, warbot...


viernes, 29 de julio de 2016

Antonomasia: cuando los nombres propios se vuelven comunes

Hay una serie de nombres propios que se hacen populares y pasan a convertirse en comunes. Por ejemplo, cuando llamamos Bimbo al pan de molde o pedimos Casera en lugar de gasesosa.
Esto es a lo que llamamos antonomasia.

Más ejemplos: ser un hércules, un sansón, un donjuán, un midas, un nerón, un judas, un maquiavelo...

A veces, son las marcas comerciales las que se hacen nombres comunes: aspirina, heroína, termo, yo-yo, zipper, lego, mecano, kleenex, hoover... O los inventos: el sandwich fue inventado por el conde de Sandwich.

Palabras de origen amerindio

Las culturas precolombinas nos han dejado varias palabras, entre ellas: caribú, mocasín, opossum, tomahawk, totem, tipi...

viernes, 22 de julio de 2016

Topónimos ingleses

La toponimia nos permite conocer muchas cosas acerca de la historia de los pueblos. En esta ocasión, vamos a hablar de la palabra anglosajona "lea", palabra poética usada desde al menos el siglo VIII, y que significa "grassy meadow", pradera herbosa, algo así como el "prado verde et bien sençido", del que habla Gonzalo de Berceo en la introducción alegórica de sus Milagros de Nuestra Señora.

El prado ameno, lleno de verdura o verdor, con sus cristalinas aguas, sus pajarillos cantando, etcétera, es una parte fundamental del tópico latino-medieval-clásico del "locus amoenus". Y además, forma parte también fundamental de muchos topónimos y antropónimos. En inglés, las variantes ley, leigh, lee, lees, lease, ly, lay se relacionan con lea, "pradera llena de césped".

Barnsley procede de Beorn's lay, "el prado de Beorn". En Bletchley vivía alguien llamado Blecca. Y en Dudley, un tal Dudda. Y en Wembley, Wemba; en Audley, Aldgyth; en Madindgley, la tribu Mada.

En otros topónimos, la palabra explica cómo es el prado: Morley signifca "prado tipo páramo (moorland)". Dingley dice que el prado rodea a un antiguo fuerte o dingle. Evenley remite a level, "nivel". Rowley, a rough, "rudo, áspero". Stanley, a stone, "piedra". Langley, a long-shaped, "de gran tamaño".

Otros topónimos se relacionan con los nombres de árboles que crecían en el lugar: Ashley, Oakleigh y Acle (relacionados con oak, "roble"), Thornley, Berkeley (relacionado con birch, "abedul"), Bronley (relativo a bramble, "zarza, zarzamora"), Uley (correspondiente yew, "tejo"), etc.

Topónimos relacionados con lo que crece en el terreno: Cloverley, Farleigh (relacionado con ferns, "helechos"), Ridley (de reeds, "cañas"), Wheatley (de wheat, "trigo"), Flaxley (de flax, "lino")...

Topónimos relacionados con animales, insectos o pájaros: Durley (de deer), Gateley (de goat), Horsley (de horse), Shipley (de sheep), Finchley, Crawley (de crows), Beerleigh...

Otros elementos sufijos de origen anglosajón que sirven para dar nombre a lugares son:
  • -ham, "casa": Birmingham, Nottingham.
  • -ing, "gente de": Reading, Worthing.
  • -tun, -ton, -town: Washington, Brighton, Freetown.
Existe también un sufijo de origen vikingo: -by, que significa "granja", muy presente en la toponimia británica: Derby, Rugby, Grimsby.

Hay también un prefijo de origen celta: pen-, "colina, montaña pequeña": Penzance, Penrith...

Los topónimos de origen latino terminan en -caster, -chester (de castrum, "campamento") o -minster (de monasterium, "monasterio"): Rochester, Lancaster, Winchester, Westminster, Axminster...

Los lugares con ría suelen llevar -mouth: Plymouth, Bournemouth, Southmouth...

jueves, 21 de julio de 2016

Twitteresfera y otras palabras nuevas


Recomendamos un libro para estas vacaciones: David Crystal, The Story of English in 100 Words (London, Profile Books, 2012). Una historia de la lengua inglesa en cien palabras seleccionadas por uno de los mejores especialistas, catedrático de lingüística en la universidad de Gales.

La última de las cien palabras es "Twittersphere" y allí habla Crystal de la capacidad del lenguaje para crear neologismos, en este caso "tweologisms", "tuitologismos". Así, tenemos palabras nuevas como "Twittersphere", similar  a "blogsphere", "blogosfera", creada unos años antes. Cita incluso un "Twittonary" o "Twictionary", diccionario con más de 600 palabras nuevas usadas en Twitter. ¿Vemos algunas?

Algunas sustituyen el grupo consonántico tr- por tw-, característico de Twitter: "twendy" o "twaffic". O añaden ese grupo a otras palabras: twidentity thfet, "robo de identidad en Twitter", twaddiction. O juegan con los prefijos y sufijos: "twitterholic", celebritweet.

Con la palabra blog había pasado algo parecido: blargon, contracción de blog + jargon, jerga; blogathy, unión de blog + apathy; blogorrhea, verborrea bloguera; blogoholic; celebriblog; lexiblography, blogstipation (enfermedad bloguera cuando al autor no se le ocurre nada que decir); vlog (video blog); photoblog (blog fotográfico)...

Y es que el mundo de las nuevas tecnologías es campo productivo de nuevos vocablos. Por ejemplo, últimamente el prefijo nano- ha dejado atrás a micro-: hoy son tiempos de nanorobots, nanoage, nanosicentists... Pero también micro- ha generado muchas palabras nuevas: micromessaging, microblogging site, microbooks, micromovies, micromusicals, microapps... Y los i-Phone también han creado nuevos étimos: podcast, una mezcla de i-Pod y broadcast, una palabra tan productiva que puede ser sustantivo (a podcast), verbo (to podcast), adjetivo (a podcast experience) y palabra derivada (podcasting, pocasters, a poadcasted show...). Lo mismo ocurre con Google, empresa creada en 1998, y que enseguida engendró el verbo googlear, "buscar en Google".

Recientemente ha aparecido la palabra unfriend, que es un verbo que significa "quitar a alguien de tu lista de contactos en una red social". La palabra tiene el prefijo un-, muy usado en el mundo tecnológico, en palabras como undo, unerase, undelete... El New York Times considera que vivimos en una "Age of Undoing".

Hay también muchas palabras que empiezan con e-, prefijo de todo lo electrónico: e-mail, e-books, e-conference, e-voting, e-cards, e-money... O con el prefijo de Apple i-: iMap, i-Phone, iMac, iPad...

Y otras que llevan web-: web design, web address, web page, web publishing, webcam, webmaster, webcast, incluso webzine, compuesto de web y magazine, "revista en la web", similar a otros compuestos como fanzine, e-zine, cyberzine...

En fin, los nuevos inventos revitalizan símbolos antiguos como la arroba (@, atcommand) o la almohadilla (#, hastag); también traen nuevos vocablos: click, double click, cost-per-click, net, netiquette, netnews, firmware, freeware, shareware, software, hardware, cyberspace, cyberculture, cybersex... Incluso crean modas como la bimayusculización o bicapitalización, es decir, el uso de vocablos con dos o más mayúsculas distribuidas en el interior de la palabra de manera más bien irregular: AltaVista, AskJeeves, CompuServe, DreamWorks, GeoCities, QuarXPress, aRMadillo, etc.

La tecnología crea abreviaciones como apps (de applications) o acrónimos como GPS, Global Positioning System; SMS, Short Messaging Service; FAQs, Frequently Asked Questions...

Crystal termina diciendo que si a él le hubieran dicho unos años antes si el grupo tw- en inglés tenía algo importante que aportar a la lengua de Shakespeare, él habría contestado sin duda: "nothing at all". Y que si alguien le hubiera sugerido que ese "cluster" (grupo) iba a producir en su idioma, sin tardar mucho, cientos de palabras nuevas, él habría contestado que tal suposición era de locos.

Moraleja: los aficionados a las palabras nunca deberíamos intentar predecir el futuro.

domingo, 17 de julio de 2016

De antiguos y modernos: el Tour 2016 y los dinosaurios

Seguimos hablando del Tour que, como todos los años, se está disputando en el mes de julio. Hoy, domingo, 17 de julio, se ha disputado la 15ª etapa, que ha ganado el colombiano Pantano, tras duro esfuerzo de casi cinco horas.


La etapa transcurría en las montañas pre-alpinas de piedra caliza que los franceses llaman le Jura, y que sirven de frontera natural entre Francia y Suiza. ¿No os suena de nada este nombre?

Tal vez si lo relacionamos con este otro podamos llegar al enigmático título que hemos puesto en la entrada del blog ("El Tour y los dinosaurios"): el Jurásico. ¡Ah, claro, ahora sí!

El Jurásico es un periodo prehistórico y, si lo relacionamos con los dinosaurios, seguramente no será por las maravillosas y divertidas clases que en su día recibimos en la escuela, sino más bien por la película de Steven Spielberg Jurassic Park, de 1993, a su vez inspirada en la novela del autor de best-sellers norteamericano Michael Crichton.


La palabra "jurásico" es un neologismo creado en 1829 por el mineralista y zoólogo francés Alexander Broignart (1770-1847). El periodo jurásico se caracterizó por la ausencia de glaciaciones y por la proliferación de animales marinos al estilo de los tiburones y de reptiles terrestres de gran tamaño, así como animales voladores como el famoso Pterosaurus.

Y es el que el Tour, además de para divertirse con las heroicas gestas de los ciclistas, sirve también para aprender.

Hasta el próximo post.

miércoles, 6 de julio de 2016

Tour 2016: En un lugar de la Mancha

Igual es una casualidad, pero este año hasta el Tour de France ha rendido homenaje a nuestro magistral Cervantes, del que celebramos el 4º centenario del fallecimiento (1616-2016).

Y es que la edición de este año comenzó en el celebérrimo Monte Saint-Michel y acabó en las playas del Desembarco de Normandía, durante la Segunda Guerra Mundial, en Utah Beach, en las orillas del Canal de la Mancha, ese que los ingleses llaman con chovinismo descarado "the English Channel".


Desgraciadamente, en esa primera etapa se cayó nuestro Alberto Contador, candidato a ganar el Tour. Y lo malo es que volvió a caerse al día siguiente, en la etapa número 2, con lo cual sus opciones para el triunfo final quedaron un tanto mermadas. Pero, bueno, aún queda Tour y hay que dejarlo andar. O rodar, que es lo que toca.

Saludos cervantinos.