Los papeles de Tristán e Isolda están considerados los más difíciles del canto en general, son muy exigentes para los cantantes protagonistas, teniendo en cuenta además que la ópera wagneriana dura unas cuatro horas más o menos.
La leyenda de Tristán e Isolda es de origen celta. Esta es más o menos la historia de los famosos amantes, una historia de triángulo amoroso casi biográfica porque Wagner, que solía ir mal de dinero, se enamoró de la esposa de su mecenas, la bella Mathilde, y de ese amor imposible sacó esta ópera:
La leyenda se sitúa en la Edad Media. Tristán es el sobrino del rey Marke de Cornualles, en Inglaterra, y su mejor caballero. Y recibe el encargo de traer a casa a la bella Isolda, princesa de Irlanda, con quien se va a casar el rey. En el barco de regreso, Isolda descubre en Tristán al hombre que mató a su anterior prometido y a quien ella estuvo a punto de asesinar, pero del que se enamoró en cuanto lo miró. Como Tristán no muestra los mismos sentimientos hacia ella, Isolda decide acabar con él. Le dice a su criada Brangania que prepare un veneno para echarlo en la copa del caballero. Ella también beberá y así morirán los dos y ella no tendrá que casarse con un rey al que no ama. Pero Brangania cambia el veneno por un filtro de amor. Al beberlo, Tristán e Isolda se enamoran para toda la eternidad. Después de la boda, el rey los sorprende en el bosque, por el chivatazo del traidor Melot. Tristán combate con el traidor y es herido. Su herida no cura y marcha a su castillo de Bretaña. Está a punto de morir, pero recibe un barco que trae a la bella Isolda, a Melot y al rey. Melot lucha con Kurwenal, el escudero de Tristán, y ambos mueren. Tristán expira en paz. Isolda muere de amor, mientras canta su esperanza de que el amor viva para toda la eternidad.
Wagner usa su conocida técnica del leitmotiv, repetir sonidos que ya habían aparecido antes en la ópera. Él simplificó la historia de los amantes, porque en la más conocida hay dos Iseos o Isoldas, "la de las blancas manos" y "la rubia", y ambas se enamoran de Tristán.
Wagner musicó así el final de Isolda.
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