Alfonsina Storni (1892-1938) fue una poetisa argentina desolada que decidió poner fin a su vida metiéndose en el mar hasta que este la tragó. A ella le dedicó esta bonita canción Mercedes Sosa, en su disco Mujeres argentinas (1969). ¡Que la disfrutéis!
La letra es de Félix Luna (1925-2009) y la música, del pianista Ariel Ramírez (1921-2010), maestro del nativismo argentino. La canción cuenta la historia de Alfonsina. En 1935, le fue diagnosticado un cáncer de pecho y tuvo que someterse a una operación en la que se le extirpó el seno derecho. Esta mutilación física la marcó profundamente y arrastró desde entonces una profunda depresión que se advierte en sus poemas y en su actitud ante la vida. Con el tiempo, su salud fue empeorando hasta que, finalmente, en 1938 y tras una noche de inmenso dolor, llamó a la asistenta del hostal donde se alojaba y le dictó una carta para su hijo. En la madrugada del 25 de octubre, la poetisa se tiró desde una escollera al mar bajo una lluvia torrencial dejando la carta para su hijo y el poema “Voy a dormir”, en el que se inspiró Félix Luna para escribir la letra de la canción.
VOY A DORMIR
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes…
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides… Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…
El día posterior a su muerte, el periódico argentino La Nación publicó su poema de despedida. Los dos últimos versos del poema ¿van dirigidos realmente a su hijo? El misterio poético aún continúa a fecha de hoy y son posibles varias interpretaciones.
En el lugar donde se suicidó, se levanta desde 1948 un monumento-homenaje, obra de Luis Perlotti.
Poco después de su muerte, murieron también por suicidio sus amigos escritores Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones.
ALFONSINA Y EL MAR
Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más,
un sendero solo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.
Un sendero solo de penas mudas llegó
hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia te acompañó
qué dolores viejos, calló tu voz
para recostarte arrullada en el canto
de las caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
la caracola.
Te vas Alfonsina con tu soledad,
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando,
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.
Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
y fosforescentes caballos marinos harán
una ronda a tu lado.
Y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado.
Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma, nodriza, en paz
y si llama él no le digas nunca que estoy,
dile que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.
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