viernes, 15 de febrero de 2013

San Valentín: the day after

O sea, como se dice en castizo, que "Todos los santos tienen octava". Replay, vamos. Propinilla, anexo, anejo, añadido, apéndice... Como puede verse, nuestra lengua tiene una riqueza léxica incomparable.

Pero a lo que vamos. Dado que ayer fue San Valentín y que pudisteis ver por las paredes del insti un poema "a cachos" de nuestro compi Manuel Vilas, pues aquí tenéis el poema completo y el vídeo de YouTube donde él mismo lo recita


Amor
Una mañana Manuel Vilas sacó todo su dinero de los bancos.

Fue a las cajas de ahorro, fue a las compañías de seguros,
vendió su coche, anuló su plan de pensiones,
se lo llevó todo en efectivo, un buen fajo de billetes calientes.

Qué bien, dijo, qué fuerte,
y todos los empleados y los directores querían disuadirle
pero Vilas tenía unas ganas infinitas de pasarlo bien.

Y luego se fue a ver enfermos,
a ver emigrantes, incluso se fue a las cárceles.

Quería ser un santo espectacular, tenía esa marcha,
tenía esa gran ilusión.
Quería ser Cristo, Lenin, San Pablo,
quería ir más allá del orden, de la naturaleza y de la vida.

Recorrió la ciudad de Zaragoza repartiendo dinero.
En Conde de Aranda, dío mil euros a tres árabes,
que le besaron los pies, y las manos y se arrodillaron.
(...)

Y Vilas se echó a reir.

Fuego, qué fuego más grande,
y siguió repartiendo, a una vieja china
de un todo cien le dio seiscientos euros,
y la vieja le hizo una foto de diez millones de megapixels
y la amplió y la enmarcó y la colgó
en mitad de su tienda con dos velas debajo.
A un vendedor de La Farola, ese periódico
de los pobres, le dio ochocientos euros.
Y el vendedor se echó a llorar y ardía
como una vela en mitad de las catedrales antiguas.

Vilas quería ser un santo, tenía esa marcha.

Toda la mañana y toda la tarde estuvo quemando su dinero.

Miró la atmósfera y se estaban abriendo los palacios celestiales.

Estaba enamorado de sus semejantes.

Nunca vimos a nadie tan enamorado.

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