jueves, 6 de junio de 2013

Tatuajes


Según parece, también los hombres prehistóricos practicaban el arte del "tattooing", el tatuaje. Y se han encontrado momias en distintos lugares del mundo que tenían tatuajes decorativos. Sin embargo, esta costumbre antigua y arraigada no encontró buena acogida en el mundo occidental: los romanos consideraron bárbara la tradición del tatuaje, como se observa en la palabra latina que traduce el concepto, stigma. Además, usaban el tatuaje para marcar a criminales y esclavos. En la Biblia, se habla de la marca de Caín, su estigma de asesino en la frente, grabado allí por el mismo Dios como castigo para que todo el mundo lo reconociera a simple vista como al más nefando de los criminales: Caín el fratricida. De ahí viene quizá esa mala reputación del tatuaje en Occidente.

Pero...

El capitán Cook llegó a la Polinesia en 1768 y trajo con él una cultura riquísima en tatuajes decorativos. Y también trajo a Europa la palabra tattoo, de origen polinésico, más concretamente de origen tahitiano. Para los isleños el tatuaje tenía también un carácter simbólico-protector contra los enemigos. Desde Cook, se impusieron los motivos marineros: la famosa ancla de los navegantes tatuada en el brazo simbolizaba in origine que su portador había cruzado el Atlántico, la tortuga indicaba que había cruzado el Ecuador, etc. Después, vino como siempre la cristianización de lo pagano y aparecieron las imágenes de la crucifixión de Cristo, los cálices sagrados, las Vírgenes...

Durante mucho tiempo, el tatuaje ha permanecido en la cultura occidental como un síntoma de pertenencia al lumpen, la clase baja trabajadora, a la cultura underground. Luego, diremos que no somos racistas, pero cabe preguntarse: ¿habrían sido iguales las cosas si el tatuaje fuese una moda de origen aristocrático en lugar de venir de aquellas islas de por acullá? Seguramente, si a la reina María Antonieta le hubiesen gustado más los tatuajes y menos los pelucones empolvados...

Ahora, la moda del tatuaje se ha universalizado, está muy extendida. Pero sigue teniendo cierto tufillo a populacho: bueno, sí, es cosa de algunos ricos (futbolistas, actores, cantantes, algunos incluso ennoblecidos, como Sir David Beckham...), pero gente al fin sin mucha preparación. el tatuaje, el piercing y todo eso es más bien cosa de gente modernilla, de gente alt-(ernativa), de esgarramantas (que diríamos en Aragón)... Y por eso los papis se siguen poniendo mu nerviosillos cuando al nene o la nena...: "¡Ni se te ocurra!", "¡To'l verano castigao si...!", "¡Cómo me entere yo!"

Hace falta una generación de banqueros y diputados, un par de presidentes de gobierno o capitanes de empresa que se tatúen para que este hábito acabe de fascinar completamente a la población. ¿Qué podrían poner como leyenda? ¿"I'm a chorisso man", "Por la pasta, hacia Dios", "Pringaos"? Bueno, se admiten sugerencias.


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