martes, 6 de marzo de 2018

La Navaja de Ockham


La Navaja de Ockham, también conocida como el principio de parsimonia, se debe a Guillermo de Ockham, un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés del siglo XIV, originario de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, en Reino Unido.
Guillermo de Ockham formuló este principio metodológico aplicando el símil de la navaja para eliminar los supuestos innecesarios de una teoría.

En su formulación original decía:

Pluralitas non est ponenda sine necessitate” (la pluralidad no se debe postular sin necesidad).

Esa formulación original ha evolucionado hasta nuestros días, reformulándose de la siguiente forma:
Si para explicar un fenómeno determinado tenemos dos o más hipótesis, lo más razonable es aceptar la más simple, es decir, la que presenta menos supuestos no probados.
Por tanto, si dos o más explicaciones están en igualdad de condiciones, no se debe tener en cuenta una explicación complicada si existe una más simple.


Ejemplo:
Supongamos que estás jugando a un videojuego en tu ordenador portátil, utilizando como fuente de alimentación la batería del mismo.
Te levantas y, al cabo de un rato, cuando vuelves, lo encuentras apagado.
Lo más probable y, quizá, lo más lógico es pensar que la batería se ha agotado, antes que pensar que ha habido una avería o que alguien lo ha apagado, ya que es la explicación más sencilla y, probablemente, la correcta.

Actualmente, este principio se utiliza en la ciencia como regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de hipótesis o modelos teóricos:
La explicación más simple es la más probable, aunque no necesariamente la verdadera”.
Su versatilidad ha llevado, además, a que sea utilizado también en otros campos, tales como la estadística o la economía, así como en muchas disciplinas de las ciencias sociales y naturales.
No obstante, debe tenerse presente que este principio metodológico no es cierto, en la medida en que no prueba nada, y, ni mucho menos, puede considerarse un resultado científico.
De hecho, en ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta.

Origen del término:
La denominación de Navaja de Ockham apareció en el siglo XVI, y con ella se expresaba que mediante ese principio, Ockham «afeitaba como una navaja las barbas de Platón», ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la filosofía platónica que llenaba su ontología de entidades (además de los entes físicos, Platón admitía los entes matemáticos y las ideas). Desde una perspectiva ontológica, la aplicación de este principio permitió a Ockham eliminar muchas entidades, a las que declaró innecesarias. De esta manera se enfrentó a muchas tesis sustentadas por la escolástica y, en especial, rechazó la existencia de las especies sensibles o inteligibles como intermediarias en el proceso del conocimiento, y rechazó también el principio de individuación, al que calificó de especulación vacía e innecesaria.

1 comentario:

  1. Muy bien explicado todo, María. Lo que demuestra que cuando te pones a la tarea...

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