domingo, 29 de mayo de 2011

El maestro Barbieri, autor de "El barberillo de Lavapiés"



Francisco Asenjo Barbieri fue uno de los compositores de zarzuela más importante de nuestro país. Él la dignificó, convirtió incansable en melodías el lirismo popular, tenía la fórmula del éxito y fue muy querido en su Madrid natal. Su mejor zarzuela, la más conocida y representada, la que resume mejor su manera de entender la música lírica es El barberillo de Lavapiés, estrenada en el Teatro de la Zarzuela en 1874 con un éxito arrollador. Ella hacía la obra número 56 de las compuestas por Barbieri, quien por entonces dominaba ya plenamente el arte de la composición musical. Otras zarzuelas suyas son Jugar con fuego y Pan y Toros, pero esta es sin duda la más grande de las suyas, definida por algún crítico como "tonadilla escénica".

El título del barberillo está inspirado claramente en Il barbiere di Siviglia, de Rossini. La acción también está situada en el siglo XVIII, en el reinado de Carlos III, pero en el popular barrio madrileño de Lavapiés, y con referencias a calles concretas como la calle de la Paloma, la de Toledo, la plaza de Herradores... La obra representa bien el alma de Madrid, también en el lenguaje oral. En lo musical, Barbieri presenta algo así como una música nacional española: seguidillas, zapateados, tonadillas, jotas, caleseras..., oponiéndola al llamado estilo italiano. Crea así una música ligera y viva, graciosa, idealiza a los tipos populares y nos da magníficos momentos como la canción de Paloma "Como nací en la calle de la Paloma" o la seguidilla "En el templo de Marte vive Cupido".

Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894) fue compositor, musicólogo, crítico musical, director de orquesta, director del Conservatorio de Madrid, director del Teatro Real, intelectual, académico de la RAE, literato, reformador de nuestro teatro lírico, creador de un repertorio nacional de música española... Es una de las personalidades más destacadas de la historia de nuestra música, con Falla, Turina... Murió en Madrid considerado como un genio, querido y admirado por el público, convertido en una gloria nacional.

Desde muy joven vivió en el madrileño Teatro de la Cruz, donde su abuelo José Barbieri, de ascendencia italiana, era alcaide. Allí aprendió de memoria el repertorio de Rossini, Bellini, Donizetti. Estudió solfeo, apoyado por su madre, que tenía una sólida formación musical. Vivió muchos años en la carrera de San Jerónimo. Empezó estudios de medicina, ingeniería y arquitectura, pero todo lo abandonó por la música. Estudió en el Conservatorio de Madrid y, terminados sus estudios, compuso canciones y romanzas, trabajó como corista y director de coros, vivió en Salamanca, se aficionó a la musicología, colaboró en la creación de sociedades musicales, fue cronista musical en La Ilustración y El Imparcial, compuso zarzuelas, impulsó la construcción del Teatro de la Zarzuela, fue editor y estudioso del Cancionero de palacio (al que también se llama desde entonces Cancionero Barbieri)...

En fin, toda una personalidad, posiblemente una de las más importantes de nuestro convulso siglo XIX.

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