viernes, 23 de agosto de 2013

Una fábula de Esopo


Según cuenta Esopo, el famoso fabulista griego, Zeus proporcionó a cada hombre una alforja. Una de las bolsas de la alforja, la que contiene los defectos del prójimo, va colgada sobre el pecho y, en consecuencia, por delante de los ojos. La otra bolsa, la que contiene nuestros propios defectos, va inevitablemente a la espalda, fuera de la vista. Y esa es la razón de que veamos tan bien los defectos de los demás y tan mal nuestras propias carencias.

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