viernes, 26 de agosto de 2011

Noam Chomsky y la educación


Noam Chomsky (macido en 1928 en Filadelfia, Estados Unidos), el famoso lingüista y filósofo, es también célebre por sus opiniones políticas discrepantes. A lo largo de cincuenta años, ha escrito mucho en contra del imperialismo americano, del capitalismo, del sionismo israelí (a pesar de ser él mismo judío), del autoritarismo de corte estalinista... Esto le ha granjeado admiradores sin duda, pero también poderosos y feroces enemigos que han intentado aminorar la influencia de una voz tan genuinamente libre.

Sus padres eran maestros y gentes de izquierdas. De niño, Chomsky estuvo muy conectado a los círculos judíos progresistas y acudió a la Oak Lane Country Day School, de Filadelfia, una escuela hebrea de corte deweyano, es decir, inspirada en el ideario democrático del gran filósofo americano John Dewey, que consideraba la libertad de pensamiento y la creatividad del niño como ejes de la acción educativa. Noam siempre ha sido un gran amigo de lo libertario y admirador del anarcosindicalismo hispánico. Fue un lector entusiasta del George Orwell de Hommage to Catalonia, Homenaje a Cataluña.

Cuando dejó la escuela primaria y pasó al instituto (el Central High School de Filadelfia), a la universidad (Harvard entre ellas), al trabajo en los grandes centros de investigación nacional (el MIT), la decepción fue tan grande que nació el gran crítico del sistema educativo.
«Cuando echo la vista atrás sobre mi experiencia, me encuentro con un gran agujero negro. Supongo que eso es lo que suele ser general­mente la educación. Una época de reglamentación y control, cons­tituida en parte por un adoctrinamiento directo, que proporciona un sistema de falsas creencias».
Chomsky ve la educación convencional como un "adoctrinamiento" que se lleva a cabo debilitando nuestros impulsos naturales, construyendo sistemas de "prestigio y valor" que refuerzan el deseo de cada alumno por superar a los demás alumnos, bloqueando el pensamiento independiente y creativo, imponiendo jerarquías y el culto a la competitividad desde muy temprana edad. Se trata de "ser el mejor", pero no en el sentido de hacerlo lo mejor que uno puede, sino en sentido de machacar a los demás, de superarlos. La experiencia educativa de Noam Chomsky le ha llevado a concluir que, por lo general, la sociedad educa a los elementos que la constituyen para garantizar las necesidades de la clase dominante.


Él mismo dice que un tipo de escuela libertaria y autogestionada como la que él vivió en los tiempos de la primaria en Oak Lane no podría nunca ser consentida por un sistema educativo jerárquico y autoritario como el que tenemos,
"Se podría tolerar para la elite, porque esta tendría que aprender a pensar, a crear y demás, pero no para la masa de la población".
De su paso por Harvard tras ser designado miembro de la Society of Fellows, dejó el siguiente comentario:
"Crecí en un entorno urbano de clase media sin ninguna gracia social en concreto, y cuando fui a Harvard como alumno de posgrado a principios de la década  de 1950, a integrarme en un equipo de investigación de clase alta al que pertenecía todo tipo de gente prestigiosa de la élite, descubrí que gran parte de la educación no era más que simple refinamiento, gracias sociales, qué ropa vestir, cómo mantener una conversación cortés que no sea demasiado seria, y todas esas cosas que se supone que un intelectual tiene que hacer. (...). Esto es una gran parte de lo que se da en llamar educación. Y enseñar la conformidad a ciertas normas es lo que te impide interferir con los que tienen el poder"
¿Cuál es, entonces, el modelo educativo que propone Chomsky, ya que el mayoritariamente establecido no le satisface? Esto nos dice él mismo con sencillez:

"La mayoría de los problemas que tienen que ver con la enseñanza no son problemas de crecimiento, sino de ayudar a cultivar ese crecimiento. Por lo que yo sé, y lo sé por mi propia experiencia como profesor, creo que cerca del noventa por ciento, o tal vez el noventa y ocho por ciento del desafío de la enseñanza consiste en ayudar a los alumnos a que se interesen por la asignatura. O lo que viene a ser lo mismo en la mayoría de los casos, no impedir que desarrollen ese interés."

En lugar de ser la estrella del mundo académico que se esperaba de él, Noam Chomsky prefirió convertirse en un provocador y un disidente, en un judío que atacaba al sionismo, en un americano que criticaba a su país, en un universitario que se reía de la veneración universitaria por el prestigio social, en un intelectual molesto que criticaba la connivencia de intelectuales deseosos de hacer carrera con las tesis del poder, en un pedagogo que predicaba la pedagogía de la libertad y la creatividad, la misma que aprendió en sus primeros años en la escuela deweyana de Oak Lane.


(Con esas mimbres... no creo que gane el premio Nobel)

Bibliografía
  • Robert F. Barsky, Noam Chomsky. Una vida de discrepancia. Trad. Isabel González-Gallarza. Barcelona, Península, 1997, pp.35 y 36.

3 comentarios:

  1. Los estudiantes de filología nos acordamos bien de Noam Chomsky...

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo, sí, un genio... molesto. De ahí que no le dan tantos premios como a otros.

    ResponderEliminar

Envía tus comentarios