Fue un inglés de familia galesa, sir William Jones, que vivió en el siglo XVIII, el primero en sugerir que muchas de las lenguas europeas y asiáticas estaban interrelacionadas.
Jones había tenido una esmerada educación. Su padre, que se llamaba como él, William Jones senior, había destacado en el campo de las matemáticas y era amigo de sir Isaac Newton, el gran científico y matemático, así como miembro de la Royal Society.
Jones junior estudió leyes y llegó a ser juez en Bengal, India. Como siempre le habían interesado muchísimo las lenguas y conocía perfectamente el latín y el griego, aprovechó su estancia en la India para estudiar la lengua sagrada de aquellas tierras, el sánscrito. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que existían chocantes e inexplicables similaridades entre las tres lenguas. ¿Cómo podía ser aquello?
Así que, llevado de su curiosidad científica, explicó públicamente que muchas de las lenguas antiguas de Europa y Asia tenían que proceder de un antepasado común, un lenguaje ancestral que él llamó indoeuropeo, y que los expertos sitúan unos seis mil años atrás. Esto lo hizo en la Bengal Asian Society en 1786.
Desde entonces, los filólogos se dedicaron a corroborar, ampliar y corregir sus teorías, clasificando lenguas y estableciendo entre ellas complicados árboles genealógicos. Fue así como quedó claro por ejemplo que el francés, el italiano, el español... se habían desarrollado desde el latín; que el inglés y el alemán pertenecían a un antiguo tronco común llamado anglo-germánico, etc.
Los indoeuropeos originales deberían proceder de las regiones sureñas de Rusia, los arios, y desde allí empezaron sus migraciones por Europa (3500 años a. de C.) e India (2000 años a. de C.). Del indoeuropeo original derivan diez familias de lenguas: céltica, tocaria, griega, anatolia, germánica, itálica, armenia, albania, balto-eslava e indo-irania.
De sir William Jones, que era un portentoso lingüista, pues conocía las lenguas orientales, el español, italiano, francés, árabe, etc., y del que se decía que hablaba perfectamente treinta lenguas y se defendía bastante bien en 29 más, se cuenta una anécdota muy graciosa: y es que, una vez, fue presentado al rey de Francia por el embajador inglés y esto dijo de él el diplomático:
"Sir William is a very strange man. He can speak practically every language under the sun, except his own!"
Y era verdad, porque aunque nacido en Inglaterra, donde había vivido siempre, su familia era de origen galés. Y esa lengua, del grupo céltico, la de sus padres, nunca la habló.
Por cierto, los magníficos conocimientos de Jones, sus traducciones de los textos clásicos sánscritos y sus gramáticas del persa, el chino, etc., tienen mucho que ver con el nacimiento del Romanticismo inglés, teñido de orientalismo y evasión. A Jones lo apreciaron y leyeron Byron, Coleridge y otros muchos poetas fascinados por aquel "Espíritu del pueblo" (Volksgeist) que ellos buscaban con tanto afán.
Bibliografía:
- Cennard Davies, The Welsh Language. Ceredigion, Y Lolfa, 2006, pp. 5-8.
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