miércoles, 18 de abril de 2018

"Mota, mote, moti, moto y motu", una diversión paranomástica

Hace un par de entradas hablábamos de las "motas" que se están construyendo en las orillas del río Ebro para evitar que el agua se expanda y acaba inundándolo todo.

Pues bien, jugando con las palabras, nos hemos acordado de otras muy parecidas en las que solo cambia la vocal: "mota, mote, moti, moto, motu". ¿Existen todas ellas? Veámoslo.

En primer lugar, ya que uno es docente y le sale la deformación profesional por donde quiera que va, diremos que el juego de usar palabras de sonoridad parecida se llama paronomasia. Ej.: "hombro, hombre, hembra, hambre..."

Después, hablaros de la función distintiva del fonema. Los fonemas no significan nada, son unidades mínimas distintivas, no significativas. Ello quiere decir que si cambiamos un solo fonema de una palabra, la unidad entera cambia de significado. Por ejemplo, "paso, peso, piso, poso, puso".

¿Qué pasa entonces con las "motas"? Por cierto, tienen su propio verbo: "motear", es decir, llenar de motas una tela para embellecerla.

¿Y un "mote"? Es palabra que viene del occitano "mot", nombre, palabra. Tiene varias acepciones, pero la más común es la de "sobrenombre" o "apodo" que damos a alguien; no siempre con buena intención, por cierto, pues a veces los motes son crueles y ofensivos. Eso sí, si es un mote positivo, entonces puede llamarse "cognomento", que es mote, pero con clase o distinción. También tiene su verbo derivado, "motejar", que significa "aludir a alguien por su mote, calificarlo" de tal o cual. Además, si le añades una sílaba te sale el "motete", que es una composición musical para ser cantada en las iglesias y es de origen medieval. Por supuesto, su nombre deriva también de "mot", palabra, ya que para cantar hay que decir algo. A menos que se trate de nuestro himno nacional, que entonces solo hay que decir: "Lolo-lolo-loló-lolololo-lololó-loló..."

En cuanto a "moti" no existe en el diccionario, pero podría existir. Por ejemplo,  como nombre hipocorístico o familiar: igual que llamamos a alguien "Poti" o "Mochi", "Chonchi" o "Conchi", podríamos llamarlo "Moti". La creación de palabras en el idioma se rige solo por el principio de legibilidad: que se puedan pronunciar o articular. Lo demás es cosa de tiempo. Si no existen, ya existirán... siempre y cuando los hablantes lo deciden, claro. Nada hay más democrático que el lenguaje que a nadie pertenece y a todos sirve, que entre todos lo creamos y actualizamos de contino.

Por lo que se refiere a "moto", nadie tendrá problemas para pensar en el vehículo a motor de dos ruedas, tan frecuente en nuestras vidas. Es un acortamiento de "motocicleta", palabra a su vez relacionada con "bicicleta", "triciclo", "monociclo", "ciclo", "cíclico", "motociclismo"... La palabra se forma sobre "motor" y "bicicleta" y es algo así como una "bicicleta a motor". Por cierto, como  a los coches se los llamó al principio "motor car", "motocarros" o "carros con motor", de la contracción de "motor" y "hotel" nació en CaliforniaEstados Unidos el primer "motel", palabra creada sobre "hotel", con el sentido de "hotel para automovilistas o motoristas". ¡Hay que ver qué gran éxito tuvo don Henry Ford popularizando su invención! Otra de las acepciones de la palabra "moto", aunque mucho menos frecuente y prácticamente desconocida para la mayoría de los hablantes, es la de "hito" o "mojón", y como dice el DRAE, seguramente procedente de la "mota" de antes, la elevación del terreno. O sea, que la mota se puso a tener un hijito, una elevacioncita de nada, y tuvo un "moto". ¡Qué tierno!

En cuanto a "motu", existe como latinismo en la expresión "motu proprio", "en mi propio nombre", y ojo con la palabra "proprio", que en latín lleva dos erres, aunque en español haya perdido una: ¿se la habrá robado un político, uno de esos que lo mismo arramblan con el dinero de todos que con cualquier máster que se encuentran a su paso? Es la cosa que aquí es donde se suele notar la diferencia entre quien de verdad sabe y quien solo se da pisto con alguna expresión elegante. Por ejemplo, dígase "grosso modo", y no *a grosso modo, para referirse a algo que se afirma "de modo grueso" o aproximado.

And by the moment..., no más aproximaciones. Dejemos la ciencia para otro día. Es cosa de conciencia: no acaparar, no avasallar. Por hoy, ya basta.

1 comentario:

  1. Es muy util saber el origen de las palabras, me ha gustado mucho esta entrada.

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