Una hipérbole es una exageración; algo hiperbólico es algo exagerado, excesivo, desmesurado. La hipérbole suele usarse muy frecuentemente esta figura tanto en el lenguaje literario como en el coloquial. Por ejemplo: "Yace en esta losa dura / una mujer tan delgada / que en la vaina de una espada / se trajo a la sepultura".
Cuando se resalta enfáticamente algo imposible de realizar, entonces la hipérbole se llama adínaton. Ej.: "Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos" (Lc., 18-25).
A veces se utiliza con fines humorísticos, por ejemplo en los chistes: "Era un hombre tan alto, tan alto, que en vez de tomar el café con leche lo tomaba con san Pedro".
¿Jugamos a hiperbolizar? ¿Conoces alguna hipérbole interesante? Pues ya sabes: mándanosla.
La publicidad se sirve frecuentemente de la hipérbole. Por ejemplo, en esta foto exagera el resultado final (el "musculitos") para encarecer el valor de producto o tratamiento adelgazante. A veces, nos ofrecen "el oro y el moro" si compramos un producto o participamos en no sé qué sorteo... En fin, el lenguaje hiperbólico por excelencia.
¿Y de los políticos, qué podríamos decir de los políticos? También ellos utilizan muy a menudo la hipérbole, ¿no crees?
Para entender éste y otros tropos, Retórica.
ResponderEliminarGracias, Pompilo. Tomamos nota del enlace y lo añadimos a nuestras listas. Un saludo.
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