Enlace a la Sociedad Aragonesa de Filosofía: https://sociedadaragonesadefilosofia.wordpress.com/2017/05/01/carta-de-una-alumna-de-bachillerato/
miércoles, 3 de mayo de 2017
Una carta de Raquel Mustienes
Nuestra querida alumna Raquel Mustienes ha publicado en el Heraldo de Aragón del domingo, 30 de abril de 2017, una carta al director donde reivindica el papel de las Humanidades y del Bachillerato de Letras en el sistema educativo. Aquí dejamos copia del texto publicado en la prensa aragonesa. También puede verse en la web de la Sociedad Aragonesa de Filosofía:
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ResponderEliminarHay mucha gente que me ha dicho que haber mandado esta carta es un acto de valentía. Yo, más que valentía, prefiero llamarlo rebeldía y libertad. Rebeldía ante un sistema científico en el que se te tacha de menos por no saber de reacciones químicas, en el que te llaman inútil si no sabes manejar bien ese aparato de última generación que salió hace poco al mercado. Me gusta llamar acto de rebeldía a la reivindicación de mis gustos y mis elecciones. Yo soy lo que me gusta y, en consecuencia, soy lo que me gusta ser.
ResponderEliminarMe gusta saber a dónde voy, pero para ello necesito saber de dónde vengo y esta información no me la permite saber a qué velocidad importaría un cuerpo si se lanza desde seis metros de altura o si mezclo azufre con potasio. Todo tiene su explicación y, por tanto, si tiene explicación es que la requiere, es que es necesario. Las Humanidades no son menos.
Necesito cercanía en lo que estudio, necesito valorar, comparar, indagar, sensibilizarme y empatizar. Necesito saber lo que hemos sido, conocer lo que otros pensaron. Ya no es que me guste, es que necesito saberlo. Lo necesito. Otras personas necesitan un cigarrillo o su móvil, yo necesito conocerme. Tan válidas todas que no hay hueco para la crítica.
Todos somos pequeños filósofos, a todos nos gusta saber de quién nos enamoramos. Incluso si nos enamoramos de una moda, porque ¿qué es el amor sino pensar? Yo me enamoré perdidamente de un libro y aquí sigo, enamorada de las Letras.
En definitiva, mientras queden personas cuerdas en este mundo enfermo, la cabeza no servirá solo para acabar el cuerpo.