domingo, 20 de mayo de 2018

Palabras para un adiós

El viernes, 18 de mayo de 2018, celebramos en el instituto la ceremonia de graduación de nuestros alumnos de 2º de Bachillerato. Todo muy bonito, emotivo, entrañable.

Como algunos alumnos me han dicho que les gustaron mis palabras, las pongo aquí para que queden de recuerdo de un gran día y de una gran promoción.

¡Suerte, chavales, vayáis donde vayáis y hagáis lo que hagáis!

PALABRAS PARA UN ADIÓS

Bueno, muy brevemente, como me habéis pedido.
     De algunos de vosotros he sido profesor un curso, de otros dos cursos y en algún caso, hasta más de dos. En este tiempo, os he dado clase de Lengua, de Literatura y, a veces, hasta de conversación sobre la actualidad o sobre las cosas de la vida. Sobre lo humano y lo divino.
     Hemos viajado juntos. A Bélgica, a Madrid. Hemos ido juntos a ver obras de teatro. Os he enseñado y me habéis enseñado, así que para mí es muy gozoso estar aquí, ahora, dirigiéndoos unas palabras en este momento final de vuestro paso por el instituto.
     Dentro de nada, os dispersaréis y haréis cada uno y cada una cosas diferentes, así que quiero hablaros un par de minutos en general, de un modo que pueda servir a todos en los distintos caminos que emprendáis.
     Como soy profe de Lengua, hay tres palabras que quiero destacar aquí y ahora, ante vosotros y vuestras familias, ante vuestros profesores y amigos.
     La primera, PROYECTO. El proyecto es lo que nos impulsa hacia adelante, el que hace que encadenemos nuestras acciones de un modo coherente, para lograr un determinado fin. Ya somos mayorcitos y tenemos que entender que, en la vida, no siempre hay que hacer lo que se quiere, sino más bien lo que se debe. Es así como se consigue llevar adelante el proyecto. Y el proyecto es el que nos permite conquistar el futuro. Sin él, no podemos seguir. Así que, adelante, buen proyecto y buen camino.
     Segunda palabra: VOCACIÓN. Tenéis que hacer lo que vosotros queráis. Lo que os salga de dentro, lo que os satisfaga a vosotros, no a las personas que os rodean. Debéis pensar en vosotros mismos, no en las cosas que la sociedad o el mercado o el sursum corda dicen que tienen salida. Podéis escuchar a los demás, por supuesto. Pero sobre todo debéis escucharos a vosotros mismos. Vocación y proyecto están muy unidos, pues ningún proyecto sale adelante si no está basado en la vocación. Y ella es la que hace posible que cada uno de nosotros demos lo mejor de nosotros mismos. Sin vocación, los proyectos se derrumban.
     La tercera palabra, igual no os suena demasiado bien, porque es la palabra EVALUACIÓN. Pero no lo digo en sentido escolar, que es al que estamos acostumbrados, sino en sentido filosófico y vital. Necesitamos una cultura de la evaluación. Evaluar cuanto hacemos, hacer un balance de resultados entre lo que hemos pretendido y lo que hemos alcanzado. Gracias a la evaluación, podremos reequilibrar nuestro proyecto, adaptarlo, reajustarlo, cambiar el rumbo si es preciso. La evaluación tiene mucho de crítica exterior e interior. Es crítica, pero también autocrítica. No podemos pasarnos la vida echando la culpa de cuanto nos sucede al mundo, a los otros o a la fatalidad. Algo habrá que nosotros podamos hacer para que las cosas vayan mejor. Es necesaria una actitud de revisionismo constante. Y aceptar los propios errores.
     Y nada más. Resumo: proyecto, vocación y sentido crítico. Os deseo lo mejor. Que tiréis para adelante, que tengáis éxito en cuanto os propongáis y que seáis hombres y mujeres de bien. Buenos ciudadanos y ciudadanas, buenos hijos e hijas, buenos padres y madres (cuando os toque). Buenas personas.

     Mucha suerte y buena andadura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envía tus comentarios