viernes, 23 de diciembre de 2016

Cagatió

El “cagatió”, un ser mitológico de aspecto simpático y alegre, suele llegar a los hogares catalanes unos 15 días antes de Navidad para instalarse en el salón. Se trata de un tronco de madera al que se adorna con dos patas delanteras y una cara sonriente. Fundamental en su atuendo son la barretina (el gorro tradicional catalán) y la manta, que lo cubre para que no coja frío.

Los niños deben encargarse de su alimentación en los días previos a la Navidad, que suele consistir en frutos secos, agua y frutas frescas, comida que desaparecerá “misteriosamente” cuando los niños no estén, porque se la habrá comido el cagatió. En ocasiones los más pequeños lo alimentan a base de lo que ha ido sobrando de sus propios platos, teniendo así la excusa perfecta para dejarse algo.

Cuanto más y mejor cuiden los niños del cagatío,  más generoso será éste el día de Navidad. Momentos antes de la Nochebuena o el día de Navidad, según la tradición que siga la familia, los niños se acercan al cagatió mientras cantan una canción que dice así:

“Caga tió, cagá torró, i si no cagues, et donaré un cop de bastó”
[Caga tió, caga turrón, y si no cagas, te daré un bastonazo]

Hay muchísimas canciones y tantas variantes como familias que siguen la tradición. La canción suele terminar con un golpe seco del bastón sobre el cagatió, momento en el que los padres se encargan de entretener al niño para colocar pequeños regalos bajo la manta.

La función termina cuando el tió “caga” un objeto simbólico, que puede ir desde un diente de ajo hasta un huevo de gallina, para indicar a los niños que ya no lo hará más hasta el siguiente año.

1 comentario:

  1. Una bonita tradición, gracias por compartirla. Feliz Navidad para ti y todos los "avempacianos"

    ResponderEliminar

Envía tus comentarios