domingo, 25 de diciembre de 2016

Las doncellas guerreras

A lo largo de la historia hemos tenido ejemplos de mujeres guerreras. Por ejemplo, las bravas amazonas, que guerreaban mejor que muchos hombres. O las walquirias germánicas, cuya fuerza era temible. O santa Juana de Arco, que con su poder carismático arrastraba al ejército francés a luchar mejor que nunca.

Es también frecuente el caso de las mujeres que se disfrazaban de hombres para ir a la guerra. Así, la famosa Mulán, a la que Disney dedicó una película. O entre nosotros, Catalina de Eraúso, la monja alférez.

En nuestro romancero tenemos un famoso "Romance de la doncella guerrera", donde se ven claras las ideas, digamos un tanto retrógradas, de la época. En algunas versiones la doncella se casa con el rey.

En Sevilla a un sevillano 
siete hijas le dio Dios, 
todas siete fueron hembras 
y ninguna fue varón.

A la más chiquita de ellas 
le llevó la inclinación 
de ir a servir a la guerra 
vestidita de varón.

Al montar en el caballo 
la espada se le cayó; 
por decir, maldita sea, 
dijo: maldita sea yo.

El Rey que la estaba oyendo, 
de amores se cautivó, 
—Madre los ojos de Marcos 
son de hembra, no de varón. 
—Convídala tú, hijo mío, 
a los rios a nadar, 
que si ella fuese hembra 
no se querrá desnudar.

Toditos los caballeros 
se empiezan a desnudar, 
y el caballero Don Marcos 
se ha retirado a llorar.

Por qué llora Vd. Don Marcos 
por qué debo de llorar, 
por un falso testimonio 
que me quieren levantar.

No llores alma querida 
no llores mi corazón, 
que eso que tú tanto sientes, 
eso lo deseo yo.


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