Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865), autor de la famosa obra iniciadora del Romanticismo español Don Álvaro o la fuerza del sino, es también autor de este drama de sabor aragonés, sobre el Justicia de Aragón, que se enfrentó al absolutismo: Lanuza.
Un drama que se convirtió en éxito y que es un grito contra el absolutismo. Aquí copiamos la última escena del acto quinto, cuando Lanuza es ajusticiado por defender el derecho aragonés ante el rey absolutista Felipe II:
| VELASCO. | Ínclito Vargas, |
| ¿a qué esperáis? Sus rayos postrimeros | |
| hunde el sol en ocaso. En Zaragoza | |
| se advierte conmoción. Si algún ejemplo | |
| de castigo y terror no la escarmienta, | |
| nuevos desastres esta noche temo; | |
| apresurad, señor... | |
| VARGAS. | ¡Ya no es posible! |
| El mandato del rey cúmplase luego. | |
| LANUZA. | Sí, llevadme al cadalso. ¡Noble muerte |
| que va a poner a mi constancia el sello! | |
| Y tú, traidor, dirásle de mi parte, | |
| si osas nombrarme, al infelice pueblo, | |
| que, pues para morir como Numancia, | |
| como hombres libres les faltó el esfuerzo, | |
| no acrecienten sus males por ahora | |
| y para otra ocasión guarden su aliento, | |
| pues al fin la virtud triunfará un día | |
| y no serán los déspotas eternos. | |
| VARGAS. | ¡Guardias! |
| ELVIRA. | ¡Oh Dios! ¡Lanuza! ¡Padre mío! |
| VARGAS. | Hija, él lo quiere. |
| LANUZA. | Elvira, sí; lo anhelo. |
| Vamos, llevadme, pues, fieros ministros | |
| de la opresión. Llevadme do sereno | |
| mi vida dé a la patria y a los hombres | |
| de decisión y de constancia ejemplo. | |
| Y tú, infeliz fautor del despotismo; | |
| tú, infame y degradado caballero, | |
| ¿osas mirarme con tranquila frente, | |
| cuando me ves triunfar entre estos hierros | |
| de Felipe y de ti? Mas no, que tiemblas, | |
| y tiemblas de pavor y de despecho, | |
| y tu traición con mi lealtad comparas, | |
| y mi virtud veneras en silencio. | |
| Llevadme. ¿Qué tardáis? | |
| VARGAS. | Sí, con su muerte |
| se asegure Aragón. | |
| ELVIRA. | ¡Oh Dios eterno! |
| Padre, ¿qué pronunciáis? ¡Mísera suerte! | |
| ¡En un cadalso! ¡En un cadalso!... ¡Cielos! | |
| LANUZA. | El cadalso es infame solamente |
| para el que ante la ley se encuentra reo; | |
| pero cuando venganza de tiranos | |
| el mundo le contempla, es monumento | |
| de gloria, es un altar honroso y santo. | |
| VARGAS. | Amigos, ya lo veis; aseguremos |
| del rey el trono con su muerte. Sea. | |
| LANUZA. | ¿Piensas que, al morir yo, todos los buenos |
| mueren también?... Al punto conducidme, | |
| y tú sal y presencia cómo muero. | |
| Y ve a decirle a tu feroz monarca, | |
| para que tiemble en su dosel soberbio, | |
| que en mí no se concluyen los valientes, | |
| ni va a extinguirse, al dividir mi cuello, | |
| la estirpe generosa de esforzados | |
| que ansían dar la libertad al suelo. | |
| si el fuego del honor que ardió en Padilla | |
| tornó a inflamarse en mi ardoroso seno, | |
| también mi pura sangre derramada | |
| se verá re novada en otros pechos, | |
| que acaso lograrán la insigne empresa | |
| de hacer a España libre. Sí, mis restos, | |
| mis restos gloriosos tal vez pueden | |
| germinar una raza de alto esfuerzo | |
| que humille al ominoso despotismo; | |
| y un día llegará, ya lo preveo, | |
| que venzan la razón y la justicia, | |
| y en que de la maldad triunfen los buenos, | |
| y, rotas las cadenas del oprobio, | |
| goce la libertad el orbe entero. | |
| ¡Oh placer! Ya se acerca presuroso | |
| este anhelado y venturoso tiempo. | |
| Y la gloriosa España la primera | |
| dará el grito que salve al Universo. | |
| ¡Oh esperanza feliz y deliciosa! | |
| Que cumplida serás, piadoso el Cielo | |
| me lo asegura. Entonces, ¡patria mía!, | |
| recuerda que por ti gozoso he muerto. | |
| VARGAS. | Al punto sea. |
| ELVIRA. | (Cayendo en brazos de Vargas.) |
| ¡Bárbaro! | |
| VARGAS. | ¡Hija mía! |
| VARGAS. | ¡Infelice de mí!... ¡Destino horrendo! |
| Del que a servir a la opresión se presta, | |
| éste es el galardón, éste es el premio: | |
| ver la heroica virtud en el cadalso, | |
| y a la inocencia hundida en el despecho. | |


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