lunes, 1 de abril de 2019

"Dido y Eneas" (1689), de Henry Purcell

En los siglos XVI y XVII, durante varias décadas, el teatro estuvo prohibido en Inglaterra. La gente tenía muchas ganas de espectáculos, querían teatro y ópera, que estaban de moda en otros países, como Italia, Francia y España. En Inglaterra tenía tradición el género masque, la mascarada, que era un entretenimiento privado, para salones, pero que dejó como hijo público la cabalgata, una forma de desfile con disfraces que encantaba a la multitud.

El compositor Henry Purcell compuso entonces una bella ópera, Dido y Eneas, heredera de esa tradición de la mascarada y basada muy libremente en el libro IV de la Eneida, de Virgilio. En esta ópera de lo que se trataba era de moralizar a las jóvenes damas de los peligros que podían resultar de enamorarse del hombre equivocado. También se trataba de advertir contra los falsificadores, los mentirosos urdidores de mensajes pretendidamente divinos: en la ópera, las hechiceras; en la vida real inglesa, la Iglesia de Roma, con la que la isla británica había ya roto.

Purcell también hizo otra obra basada en El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, titulada The fairy Queen / La reina de las hadas. Esto es lo que ocurre, según Purcell, en Dido y Eneas, considerada la primera ópera nacional inglesa:

Dido, bella reina de Cartago, se enamora de Eneas, troyano que viene huido tras la conquista de la ciudad asiática por las fuerzas griegas. Los amantes viven juntos un tiempo, pero Eneas ha recibido el encargo de fundar una nueva Troya, que será nada menos que Roma. Así que tiene que partir y Dido, desesperada de amor, muere.

Purcell introduce a una terrible reina de las brujas que odia a la bella Dido. Ella es la que urde un engaño para que Eneas abandone a Dido: se disfraza del dios mensajero del Olimpo, Mercurio (Apolo, en la mitología griega) y le dice a Eneas que debe partir con sus naves esa misma noche porque le aguarda un destino superior. Él obedece creyendo que se trata de un mensaje divino y Dido muere, pero no arrojándose desde un acantilado, como ocurría en la versión clásica o quemándose a lo bonzo, como decían otras versiones, sino dando su mano a su fiel hermana Belinda, a la que le ruega en un bello canto final: "Recuérdame, pero olvida mi destino".

Sabemos, por la historia antigua, que Eneas llegó a fundar Roma, la ciudad de la que nacería un enorme imperio. Y ese imperio tuvo como gran rival y enemigo mortal al reino de Cartago. Según se dice, porque los cartagineses no perdonaron jamás a los romanos que su fundador, Eneas, hubiera llevado a la muerte a su bella reina, Dido. Los más destacados líderes cartagineses, como Amílcar y su hijo Aníbal Barca, juraban desde bien pequeños odio eterno a los romanos. Y Cartago y Roma mantuvieron, durante largos años, las terribles guerras púnicas, que estuvieron a punto de dar al traste con la grandeza imperial romana.

La obra de Purcell está llena de coros y bailes. Se estrenó en 1689 en un internado de chicas de LondresMr. Josias Priest's Boarding School for Girls. Ellas interpretaron todos los papeles de la ópera, menos el del apuesto y seductor Eneas.

Como vemos, Purcell altera a su gusto la historia clásica de Dido y Eneas. Él introduce algo muy grato a la mentalidad inglesa: el género fantástico, el mundo de las hadas y las brujas. Por otro lado, se atreve a plantear que lo divino es, en realidad, un fraude. Algo que solo resultaba tolerable porque el compositor lo decía aludiendo al mundo pagano. Claro que, alegóricamente, ¿a quién estaba aludiendo? Sí, habéis acertado: a la Iglesia Católica, al Papa de Roma, con quien Inglaterra ya había roto desde tiempos del rey Enrique VIII. Así que, cuando Eneas se va de Cartago, en realidad quien se va de Gran Bretaña es la Iglesia de Roma.

El aria más famosa de la obra es "When I am laid in earth", conocida popularmente como "Lamento de Dido": "Cuando yazga en la tierra..., recuérdame, pero olvida mi destino".

Aquí tenéis el texto del aria, precedido de un recitativo (parte hablada):

Recitativo

Inglés

Thy hand, Belinda, darkness shades me,
On thy bosom let me rest,
More I would, but Death invades me;
Death is now a welcome guest.

Español

Tu mano, Belinda; la oscuridad me envuelve.
En tu seno déjame descansar.
Más quisiera, pero la muerte me invade;
La muerte es ahora una bienvenida visita.

Aria

Inglés

When I am laid, am laid in earth, May my wrongs create
No trouble, no trouble in thy breast;(x2)
Remember me, remember me, but ah! forget my fate.(x2)
Remember me, but ah! forget my fate,(x2)

Español

Cuando yazga, yazga en la tierra, que mis errores
no causen cuitas a tu pecho; (x2)
Recuérdame, recuérdame, pero, ¡ah!, olvida mi destino (x2).
Recuérdame, pero, ¡ah!, olvida mi destino; (x2).



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