No habíamos oído esa palabra en nuestra vida. Y de repente, se ha puesto de moda en los ambientes económicos, sobre todo.
El ebitda se considera un dato fundamental para conocer la marcha de una empresa. Hace referencia a las ganancias de la compañía antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones. Pero... ¿qué es eso?
El nombre viene, ¿cómo no?, del inglés. Concretamente, es un acrónimo formado con las siglas: "Beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización" (Earnings before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization).
El ebitda muestra los resultados de un proyecto, informa de si, en principio, un proyecto puede ser o no rentable.
Si el EBIDTA es positivo, el proyecto, sin tener en cuenta los gastos financieros y fiscales, es rentable. Si es negativo, el resultado final será negativo, lo que es por sí solo criterio suficiente para descartar la viabilidad de un proyecto.
Útil, ¿no?
Eso sí: estos palabros económicos cada vez son más difíciles de pronunciar. Pase lo del IPC, lo del I+D+i, lo del PIB... Pero eso de "EBIDTA"... A mí, la única Evita que me sonaba era la Evita Perón, la de "No llores por mí Argentina". Y de eso hace ya... ¡Ni te digo!
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