El loto o árbol del loto (en griego antiguo: λωτός, lōtós) es una planta que se nombra en dos historias de la mitología griega.
En Odisea de Homero, el lotos produce una fruta que causa un placentero sopor y es el único alimento de los habitantes de la isla de Lotófagos (comedores de lotos). Cuando uno come del lotos se olvida de sus hijos y sus hogares y pierde su deseo de volver a su hogar para continuar viviendo en la ociosidad.
En Metamorfosis de Ovidio, la ninfa Lotis, bella hija de Neptuno, dios de las aguas y los mares, invocó la ayuda de los dioses, que escucharon sus súplicas y la convirtieron en un árbol de loto, para escapar de Príapo.
El lotos también es mencionado en el Libro de Job (40:21-22) de la Biblia, versículos que se refieren a una gran criatura llamada Behemot. El pasaje dice:
"Él se encuentra bajo los árboles de loto, en una cubierta de juncos y marismas. Los árboles de loto lo cubren con su sombra; los sauces del arroyo lo rodean."
Pero aquí no se observa que el loto tenga propiedades narcóticas. Y es que científicamente no las tiene. Sin embargo, la tradición ha hecho que sí se le atribuyan.
A veces, la tradición es más bella aunque luego...
El mundo del teatro siempre ha estado vinculado a lo
espectacular, a la alegría, a la relajaciónmoral. Y es eso lo que lo ha
aproximado, desde el punto de vista de los religiosos, a la vida pecaminosa. En el pasado se negaba a la
gente cómica el derecho a ser enterrada en
sagrado (es decir, en el perímetro de los cementerios católicos), se les
prohibía a menudo el acceso a los lugares santos, como las iglesias y eran
considerados como seres lascivos, réprobos y condenados al fuego eterno.
Las prevenciones contra el teatro vienen de lejos. He aquí un texto de la Apologética, de Tertuliano, donde uno de los padres de
la Iglesiase muestra contrario a la
práctica teatral: donde hay teatro,
anda cerca el demonio.
Contra los
espectáculos
“Un cristiano debe alejarse de los
Espectáculos, porque son
contrarios a la verdadera piedad y al culto sincero que debemos a Dios, y a la
promesa solemne hecha en el Bautismo de renunciar al Diablo, a sus pompas y a
sus obras. Los Espectáculos son parte de la idolatría y de las pompas del
Demonio, a las que los cristianos renuncian en el Bautismo. Además de esta
fundamental razón que es la idolatría, hay otra, muy importante: Dios ha ordenado
conservar, por la tranquilidad y la paz, el Espíritu Santo, tierno y delicado
por naturaleza y no inquietarlo por la cólera y las criminales tentaciones.
¿Cómo pueden congeniar con los Espectáculos, que abundan en agitaciones del
espíritu y del corazón? No hay allí placer sin pasión; la pasión arrastra la
emulación, la cólera, el furor y todas estas secuelas no convienen a nuestra
disciplina. Si alguien fuera el espectáculo sin pasión y permaneciera en él sin
ser afectado, no hallaría placer y pecaría, por lo menos, por la inutilidad de
su acto, cosa que tampoco nos conviene.
Otro motivo concierne a la impudicia
del teatro, donde se realizan en público todas las
infamias que es normal ocultar cuidadosamente. Resulta absurdo, pues, buscar
afanosamente en los Espectáculos lo que en la vida corriente produciría vergüenza
u horror. No se puede amar ni siquiera las imágenes de lo que no se debe hacer.
El Teatro representa sólo acciones criminales, de furor en la Tragedia, de
libertinaje en la Comedia. Es absurdo estimar un arte cuando se desprecia a
los que lo ejercen hasta acusarlos de infamia. La ley de Dios ha lanzado su
maldición contra las Máscaras y, sobre todo, contra los hombres que se visten
de mujeres. Estas asambleas están llenas de peligros. Hombres y mujeres van a
ellas, los unos para ver, las otras para ser vistas y con una apariencia
extraordinaria. Una mujer que va al teatro, vuelve de él poseída por el
demonio.
Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865), autor de la famosa obra iniciadora del Romanticismo español Don Álvaro o la fuerza del sino, es también autor de este drama de sabor aragonés, sobre el Justicia de Aragón, que se enfrentó al absolutismo: Lanuza.
Un drama que se convirtió en éxito y que es un grito contra el absolutismo. Aquí copiamos la última escena del acto quinto, cuando Lanuza es ajusticiado por defender el derecho aragonés ante el rey absolutista Felipe II:
Ahora vamos a hablar de la vinculación entre ópera y literatura en Verdi. El italiano estaba muy atento a las principales obras literarias del Romanticismo europeo y, entre ellas, a las obras españolas.
Entre sus óperas de inspiración romántica están Rigoletto, inspirada en El rey se divierte, y Hernani, de Víctor Hugo; Los dos Foscari, basada en Lord Byron; Los bandidos y Don Carlos, que recrea a Schiller; El trovador y Simón Bocanegra, basadas en las obras de Antonio García Gutiérrez; y La forza del destino, inspirada en la obra del duque de RivasDon Álvaro o la fuerza del sino.
Aquí dejamos la marcha fúnebre de la ópera Simón Bocanegra, inspirada del personaje italiano que empezó siendo corsario y acabó siendo duque.
También insertamos un vídeo en el que se explica cómo se puso en marcha una nueva versión de Simón Bocanegra en el Palau de Valencia.
Igualmente, el aria de soprano Come in quest'ora bruna
Y para finalizar, el aria Cielo pietoso, rendila
SCENA QUINTA
Gabriele solo. GABRIELE (solo)
O inferno! Amelia qui! L’ama il vegliardo!...
E il furor che m’accende
m’è conteso sfogar!... Tu m’uccidesti
il padre... tu m’involi il mio tesoro...
Trema, iniquo... già troppa era un’offesa,
doppia vendetta hai sul tuo capo accesa.
Sento avvampar nell’anima
furente gelosia;
tutto il suo sangue spegnerne
l’incendio non potria;
s’ei mille vite avesse,
se mieterle potesse
d’un colpo il mio furor,
non sarei sazio ancor.
Che parlo!... Ohimè!...
Piango!... pietà, gran Dio, del mio martiro!... Pietoso cielo, rendilà, rendila a questo core, pura siccome l’angelo che veglia al suo pudore; ma se una nube impura tanto candor m’oscura, priva di sue virtù, ch’io non la vegga più.
ESCENA QUINTA, ACTO II
Gabriele solo. GABRIELE (solo)
¡Oh, infierno! ¡Amelia aquí! ¡El viejo la ama!
¡El furor me enciende,
no puedo desfogar! Tú me mataste
al padre... tú me robas mi tesoro...
Tiembla, malvado... Era bastante una ofensa,
venganza doble se desatará sobre tu cabeza.
Siento arder en mi alma
los celos furiosos;
toda tu sangre no podría
apagar su fuego.
Si mil vidas tuviera,
si segarlas pudiera
de un golpe mi furor,
ni aún así me saciaría.
¡Qué digo! ¡Ay, de mí!
¡Lloro! ¡Ten piedad, gran Dios, de mi martirio! Piadoso cielo, devuélvela junto a mi corazón, pura como un ángel que vela por su honor; mas si una nube impura tanto candor ensucia, privada de su virtud, no la pongas ante mí.
Jacques Brel, seguramente el cantante belga más internacional, homenajeó a su país natal en más de una canción. Una de las más conocidas es "Le plat pays"
Avec la mer du Nord pour dernier terrain vague Et les vagues de dunes pour arrêter les vagues Et de vagues rochers que les marées dépassent Et qui ont à jamais le cœur à marée basse Avec infiniment de brumes à venir Avec le vent de l'est écoutez le tenir Le plat pays qui est le mien Avec des cathédrales pour uniques montagnes Et de noirs clochers comme mâts de cocagne Où des diables en pierre décochent les nuages Avec le fil des jours pour unique voyage Et des chemins de pluie pour unique bonsoir Avec le vent d'ouest écoutez le vouloir Le plat pays qui est le mien Avec un ciel si bas qu'un canal s'est pendu Avec un ciel si bas qu'il fait l'humilité Avec un ciel si gris qu'il faut lui pardonner Avec le vent du nord qui vient s'écarteler Avec le vent du nord écoutez le craquer Le plat pays qui est le mien Avec de l'Italie qui descendrait l'escaut Avec frida la blonde quand elle devient margot Quand les fils de novembre nous reviennent en mai Quand la plaine est fumante et tremble sous juillet Quand le vent est au rire, quand le vent est au blé Qand le vent est au sud, écoutez le chanter Le plat pays qui est le mien TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Con el mar del Norte como última tierra baldía
y las olas de las dunas que detienen las olas
y las olas de las rocas que atraviesan las mareas
que por siempre mantienen el corazón en marea baja.
Con brumas infinitas aún por llegar,
con el viento del este, escuchad cómo resiste
este llano país, este que es el mío.
Con catedrales como únicas montañas
y oscuros campanarios como mástiles de cucaña
donde demonios de piedra cuelgan de las nubes.
Con el hilo de los días como único viaje
y senderos de lluvia como únicas buenas noches.
Con el viento del oeste, escuchad el deseo
de este llano país, este que es el mío.
Con un cielo tan bajo que un canal se cayó
con un cielo tan bajo que provoca humildad
con un cielo tan gris que nos ruega el perdón
con el viento del norte que se divide en dos
con el viento del norte, escuchadlo crujir
a este llano país, este que es el mío.
Con Italia que desciende a través del Escalda
con Frida la Rubia que se convierte en Margot.
Cuando los hijos de noviembre nos devuelvan a mayo
cuando la llanura ardiente tiemble sobre julio
cuando el viento en la risa, cuando el viento en el trigo
Verdi era aficionado a los temas españoles y una de sus óperas más famosas, La forza del destino, está inspirada en la obra teatral de Ángel Saavedra, duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino, estrenada en 1835. Está ópera está entre las más representadas del repertorio operístico internacional, por lo que Verdi ha contribuido a hacer inmortal nuestro teatro.
La forza del destino es una ópera en cuatro actos con música del compositor italiano y libreto de Francesco Maria Piave. Fue representada por vez primera en el Teatro Bolshói Kámenny (luego Teatro Mariinski) de San Petersburgo, Rusia, en 1862. El público no quedó muy satisfecho con la obra, pues el libreto era muy dramático, lleno de muertes. A pesar de todo, Verdi recibió las felicitaciones del zar Alejandro II de Rusia, que acudió a la cuarta representación.
La ópera sufrió algunas revisiones y fue representada también en Roma en 1863 y Madrid, en el Teatro Real, con la asistencia entre el público de Verdi y del duque de Rivas, que ya estaba muy mayor. La ópera, posteriormente, viajó a Nueva York y Viena (1865), Buenos Aires (1866) y Londres (1867).
Verdi encomendó a Piave una revisión del libreto para el estreno italiano, pues era demasiado violento: «debemos buscar la forma de evitar todos esos muertos», le escribió a Piave. Éste enfermó y el compromiso recayó en Antonio Ghislanzoni, quien alteró el final (en la primera versión Don Álvaro se suicida tirándose desde un acantilado) y algunas otras partes. Verdi además compuso una nueva y magnífica obertura (reemplazando al breve preludio) que será una larga introducción con los motivos de la ópera y en la que los toques de trompeta simbolizan el destino: una excelente pieza de concierto.
El estreno de esta segunda versión, la más conocida y grabada, ocurrió el 27 de febrero de 1869 en el Teatro alla Scala de Milán.
La obra tiene fama de gafe, pues tanto su composición como su estreno estuvieron plagados de desgracias y contratiempos que perduraron muchos años. Así, la noche del 4 de mayo de 1960, sobre el escenario del Metropolitan Opera House de Nueva York, el barítono norteamericano Leonard Warren falleció mientras cantaba É salvo! O gioia!
Argumento
La trama transcurre en España e Italia, alrededor de 1750. Acto I
Habitación del castillo de Calatrava, cerca de Sevilla. Don Álvaro es un joven noble de Sudamérica (presumiblemente, Perú) que es en parte indio y que se ha establecido en Sevilla, donde, sin embargo, no se piensa bien de él. Se enamora de doña Leonora, la hija del marqués de Calatrava, quien ha decidido que ella se case con un hombre de la más alta cuna. Leonora, profundamente enamorada de Álvaro, decide abandonar su casa para fugarse con él, ayudada por su sirvienta, Curra.
Pero su padre descubre todo. Para eliminar cualquier sospecha sobre la castidad de Leonora, Álvaro ofrece entregarse al marqués. Tira su pistola con tan mala suerte que del golpe se dispara y hiere mortalmente al padre de Leonora, quien muere maldiciendo a su hija.
Acto II
Cuadro I Taberna en las afueras de Hornachuelos.
El Alcalde, varios muleteros y don Carlos de Vargas, hermano de doña Leonora, están reunidos en la cocina de una posada. Don Carlos, disfrazado como un estudiante de Salamanca, bajo el nombre ficticio de Pereda, busca vengarse de Álvaro y Leonora (Son Pereda son ricco d'onore - "Soy Pereda, de noble ascendencia"). Durante la cena, Preziosilla, una joven gitana, narra las fortunas de los jóvenes y los exhorta a alistarse a la guerra (Al suon del tamburo - "Cuando suene el tambor") por la libertad de Italia, algo con lo que todos se muestran de acuerdo. Habiéndose separado de Álvaro, Leonora llega disfrazada de varón, pero se escapa sin ser descubierta por Carlos.
(En esta aria, Leonora pide protección a la Virgen para su proyecto de retirarse a vivir como ermitaña y para que nadie pueda encontrarla en su nuevo refugio)
La vergine degli angeli
Mi copra del suo manto
E me protegga vigile
Di dio l'angelo santo
La vergine degli angeli
E me protegga me protegga
L'angiol di dio
E me protegga
L'angiol di dio
Me protegga
E me protegga
He aquí una versión modernizada del aria difundida cuando se produjo la desaparición de la niña Madeleine.
Y esta es otra versión concierto, cantada por la soprano australiana Mirusia Louwerse.
Cuadro II
Atrio del monasterio. Leonora se refugia en el monasterio donde cuenta al abad, Padre Guardián, su verdadero nombre y que pretende pasar el resto de su vida como ermitaña. El abad le relata los desafíos por los que va a pasar. Leonora, el Padre Guardián, Fray Melitón y otros monjes se unen en oración.
Acto III
Cuadro I
Bosque próximo al pueblo italiano de Velletri, en Italia.
Mientras tanto, don Álvaro se ha unido al ejército español bajo el nombre de don Federico Herreros (La vita è inferno: O tu che in seno agli angeli - "La vida es un infierno para aquellos que son infelices... ¡Oh, mi amada, entre los ángeles!"). Una noche, salva la vida de don Carlos que sirve en el mismo ejército bajo el nombre de don Félix Bornos. Se hacen amigos y van a la batalla uno al lado del otro.
ALVARO
La vita è inferno all'infelice.
Invano morte desio!
Siviglia!
Leonora!
Oh, rimembranza! Oh, notte
Ch'ogni ben mi rapisti!
Sarò infelice eternamente, è scritto.
Della natal sua terra il padre volle
Spezzar l'estranio giogo,
E coll'unirsi
All'ultima dell'Incas la corona
Cingere confidò.
Fu vana impresa.
In un carcere nacqui;
M'educava il deserto;
Sol vivo perché ignota
È mia regale stirpe!
I miei parenti
Sognaro un trono, e li destò la scure!
Oh, quando fine avran
Le mie sventure?
O tu che seno agli angeli
Eternamente pura,
Salisti bella, incolume
Dalla mortal iattura,
Non iscordar di volgere
Lo sguardo a me tapino,
Che senza nome ed esule,
In odio del destino,
Chiedo anelando,
Ahi misero,
La morte d'incontrar.
Leonora mia, soccorrimi,
Pietà del mio penar!
Pietà di me!
ÁLVARO
La vida es un infierno para el infeliz...
¡En vano deseo la muerte!
¡Sevilla!
¡Leonor!
¡Qué recuerdos! ¡Oh noche
que me quitaste toda la dicha!
Seré eternamente desgraciado, está escrito.
Del yugo extranjero, quiso mi padre
liberar a su tierra natal
y, uniéndose
a la última de los incas,
confió en ceñirse la corona.
¡Vano intento!
¡Nací en una cárcel;
el desierto me educó;
vivo porque se desconoce
mi real estirpe!
¡Mis padres soñaban con un trono
y les despertó el hacha!
¿Cuándo acabarán
mis desventuras?
Oh tú, que al seno de los ángeles,
eternamente pura
ascendiste bella, incólume,
de la mortal desdicha;
no olvides volver tus ojos
hacia mi miseria.
Pues sin nombre y desterrado,
odiado por el destino,
pido anhelante,
pobre de mí,
encontrar la muerte.
¡Leonor, socórreme!
Ten piedad para mis sufrimientos.
¡Ten piedad de mí!
Cuadro II
Habitación de los oficiales.
En una de esas escaramuzas don Álvaro resulta, como él supone, mortalmente herido, y confía a don Carlos el cuidado de una valija que contiene un puñado de cartas que tiene que destruir en cuanto don Álvaro muera. (Solenne in quest'ora - "Júrame, en esta solemne hora"). Don Carlos ha jurado no mirar el contenido de las cartas, pero empieza a sospechar de su amigo. (Morir! Tremenda cosa! ... Urna fatale del mio destino - "¡Morir, qué cosa tan tremenda!... Aléjate, fatal lote enviado a mi Destino!"). Abre la valija, encuentra el retrato de su hermana, y se da cuenta de la verdadera identidad de Álvaro. En ese momento un cirujano dice que don Álvaro puede recuperarse. Don Carlos se alegra de poder vengar la muerte de su padre.
Cuadro III
Campamento militar cerca de Velletri. Don Álvaro se ha recuperado y se enfrenta a don Carlos. Empiezan un duelo, pero los soldados los separan a la fuerza. Mientras contienen a don Carlos, el angustiado don Álvaro jura entrar en un monasterio.
Los soldados se reúnen. Trabucco, un vendedor ambulante, intenta venderles sus productos; fray Melitón los sermonea por sus comportamientos viciosos; y Preziosilla los lidera en un coro en alabanza de la vida militar (Rataplan, rataplan, della gloria - "Rataplán, rataplán, del tambor es la música que enardece el espíritu marcial de un soldado").
Acto IV
Cuadro I
El monasterio. Don Álvaro ha ingresado en el monasterio de Hornachuelos, cerca de donde está la cueva de Leonora, con el nombre de Padre Rafael. Don Carlos llega y le fuerza a luchar (Col sangue mio; Le minacci, i fieri accenti - "Con mi sangre... Las amenazas, los acentos fieros").
Cuadro II
Exterior de la cueva donde vive Leonora. Leonora reza para encontrar la paz en la muerte (Pace, pace mio Dio! - "¡Paz, oh Dios padre todopoderoso, dame paz!"). Álvaro entra, pidiendo ayuda, después de haber herido mortalmente a don Carlos en su duelo. Los dos amantes se reconocen. Leonora sale de escena para ver a su hermano, quien, mientras ella se inclina hacia él, la apuñala en el corazón. Leonora regresa con el Padre Guardián; él y don Álvaro rezan al cielo mientras ella muere.
Nuestros amigos pronto vendrán a visitarnos: el miércoles, 13 de abril, estarán en nuestro instituto. Confiamos en hacerles pasar una estancia inolvidable entre nosotros.
Desde aquí, nuestra solidaridad con el pueblo amigo y hermano de Bélgica:
Arthur Touchais recuerda en este dibujo las célebres patatas fritas de Bruselas
Tintín también llora con lágrimas tricolores
El Manneken Pis vence al Terror
Los más importantes edificios europeos se iluminaron con los colores belgas: negro, amarillo y rojo.
Como estamos en el centenario de Rubén, ahí va uno de sus poemas que más hace pensar: "Los motivos del lobo", donde el célebre santo de Asís, san Francisco, se encuentra con el lobo de Gubbio (que el poeta nicaragüense llama "de Gubbia" en su composición). Por supuesto, Darío cambia el final, pues en la historia tradicional, el lobo se amansa y muere querido y bendecido por el propio santo, como si de una persona se tratara.
He aquí una versión de la historia tradicional en dibujos animados:
Y aquí la versión de Darío, más crítica con el comportamiento humano.
Los motivos del lobo
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños. Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos. Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: “¡Paz, hermano
lobo!” El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: “¡Está bien, hermano Francisco!”
“¡Cómo!”, exclamó el santo. “¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?”
Y el gran lobo, humilde: “¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar”.
Francisco responde: “En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!”
“Está bien, hermano Francisco de Asís”.
“Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata”.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero. Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: “He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios”. “¡Así sea!”,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
* Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás. Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio. Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
“En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote”, dijo, “¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho”.
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
“Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad”. El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: “Padre nuestro, que estás en los cielos...”
Blas de Otero, poeta social, escribió este poema, un clamor contra las fronteras, contra los búnqueres alambrados que desgarran a los seres humanos:
Pato Quién fuera pato para nadar, nadar por todo el mundo, pato para viajar sin pasaporte y repasar, pasar, pasar fronteras, como quien pasa el rato. Pato. Patito vagabundo. Plata del norte. Oro del sur*. Patito danzaderas. Permitidme, Dios mío, que sea pato ¿Para qué tanto lío, tanto papel, ni tanta pamplina? Pato. Mira, como aquél que va por el río tocando la bocina... (* plata del norte: la nieve; oro del sur: el sol.)
Hoy voy a hablaros de un autor considerado como el mejor historietista actual: el británico Alan Moore (Northampton, 18 de noviembre de 1953) , autor de V de Vendetta, Watchmen, From Hell, The League of Extraordinary Gentlemen (La liga de los hombres extraordinarios)... Un genio.
Empezó trabajando en su país, pero luego se pasó al mercado estadounidense y ahora vende muchísimo a ambos lados del Atlántico. Políticamente se define como anarquista y eso se ve en sus obras.
Es tan famoso que incluso apareció en un capítulo de Los Simpson, mirando un comic de La pequeña Lulú, algo completamente diferente a lo que él hace como historietista
Como ahora celebramos el 4 centenario de la muerte de Cervantes (1616-2016), el musical se vuelve a estrenar, en español (El hombre de La Mancha), desde agosto de 2016, en Barcelona y Madrid, con dirección de Mario Gas, uno de los grandes de nuestro teatro.
Queremos dejar aquí para nuestros alumnos cervantinos alguno de los momentos más célebres del musical, como este vídeo donde se recogen distintos versiones de la canción más famosa del musical, "The Impossible Dream", una canción que han cantado los mejores: Tom Jones, Frank Sinatra, Elvis Presley, Andy Williams, Plácido Domingo, Il Divo, Paloma San Basilio...
La historia del musical es la siguiente:
Cervantes es encerrado en un calabozo para ser juzgado por la Inquisición, llevando consigo un manuscrito inacabado de “El Quijote”. Para salvar su obra de los ladrones, asesinos y malhechores con los que tendrá que convivir, pondrá en marcha un original plan: interpretar a D. Alonso Quijano, protagonista de su obra quien, quien tras haber perdido la cabeza por culpa de las novelas de caballería, se hará llamar Don Quijote y dedicará su vida a combatir la injusticia.
Con la ayuda de su criado que interpretará a Sancho Panza, luchará contra su eterno enemigo “El Encantador” y cortejará a Aldonza, una presa como él que, en su mente, será la adorable Dulcinea.
El grupo aragonés también hizo su versión del famoso "Romance de la guardia civil española", de Lorca, una de las mejores composiciones del Romancero gitano. Otros grupos, como Marea, también versionaron parte de este poema, en "Ciudad de los gitanos", del mismo poeta granadino.
Dejamos aquí la letra del "Romance de la guardia civil española", para que la comparéis con la letra de la canción.