lunes, 19 de enero de 2015

"D.Q.": Un cuento de Rubén Darío sobre el Quijote

Rubén Darío, pionero de la narrativa fantástica de Hispanoamérica, desarrolla en "D. Q." su trama “cerca de Santiago de Cuba” y, en síntesis, transmite el lamento por la pérdida de esos valores ante el arrollador avance del imperialismo norteamericano. ¿Cómo? Con el suicidio de don Quijote, portador de la bandera de una compañía del ejército español que luchaba en Cuba contra el norteamericano y creía “que dentro de poco –relata Darío en su ficción– estaremos en Washington” y “será izada nuestra bandera en el Capitolio”.

La realidad era muy otra y sobre España se cernía el famoso "Desastre del 98". Aquí va el cuento: "D.Q."

I
    Estamos de guarnición cerca de Santiago de Cuba. Había llovido esa noche; no obstante el calor era excesivo. Aguardábamos la llegada de una compañía de la nueva fuerza venida de España, para abandonar aquel paraje en que nos moríamos de hambre, sin luchar, llenos de desesperación y de ira. La compañía debía llegar esa misma noche, según el aviso recibido. Como el calor arreciase y el sueño no quisiese darme reposo, salí a respirar fuera de la carpa. Pasada la lluvia, el cielo se había despejado un tanto y en el fondo oscuro brillaban algunas estrellas. Di suelta a la nube de tristes ideas que se aglomeraban en mi cerebro. Pensé en tantas cosas que estaban allá lejos; en la perra suerte que nos perseguía; en que quizá Dios podría dar un nuevo rumbo a su látigo y nosotros entrar en una nueva vía, en un rápida revancha. En tantas cosas pensaba…

   ¿Cuánto tiempo pasó? Las estrellas sé que poco a poco fueron palideciendo; un aire que refrescó el campo todo sopló del lado de la aurora y ésta inició su aparecimiento, entre tanto una diana que no sé por qué llegaba a mis oídos como llena de tristeza, regó sus notas matinales. Poco tiempo después se anunció que la compañía se acercaba. En efecto, no tardó en llegar a nosotros. Y los saludos de nuestros camaradas y los nuestros se mezclaron fraternizando en el nuevo sol. Momentos después hablábamos con los compañeros. Nos traían noticias de la patria. Sabían los estragos de las últimas batallas. Como nosotros estaban desolados, pero con el deseo quemante de luchar, de agitarse en una furia de venganza, de hacer todo el daño posible al enemigo. Todos éramos jóvenes y bizarros, menos uno; todos nos buscaban para comunicar con nosotros o para conversar; menos uno. Nos traían provisiones que fueron repartidas. A la hora del rancho, todos nos pusimos a devorar nuestra escasa pitanza, menos uno. Tendría como cincuenta años, mas también podía haber tenido trescientos. Su mirada triste parecía penetrar hasta lo hondo de nuestras almas y decirnos cosas de siglos. Alguna vez que se le dirigía la palabra, casi no contestaba, sonreía melancólicamente; se aislaba, buscaba la soledad; miraba hacia el fondo del horizonte, por el lado del mar. Era el abanderado. ¿Cómo se llamaba? No oí su nombre nunca.



II

   El capellán nos dijo dos días después:


   – Creo que no nos darán la orden de partir todavía. La gente se desespera de deseos de pelear. Tenemos algunos enfermos. Por fin, ¿cuándo veríamos llenarse de gloria nuestra pobre y santa bandera? A propósito: ¿Ha visto usted al abanderado? Se desvive por socorrer a los enfermos. Él no come; lleva lo suyo a los otros. He hablado con él. Es un hombre milagroso y extraño. Parece bravo y nobilísimo de corazón. Me ha hablado de sueños irrealizables. Cree que dentro de poco estaremos en Washington y que se izará nuestra bandera en el Capitolio, como lo dijo el obispo en su brindis. Le han apenado las

últimas desgracias; pero confía en algo desconocido que nos ha de amparar; confía en Santiago; en la nobleza de nuestra raza, en la justicia de nuestra causa. ¿Sabe usted? Los otros seres le hacen burlas, se ríen de él. Dicen que debajo del uniforme usa una coraza vieja. Él no les hace caso. Conversando conmigo, suspiraba profundamente, miraba el cielo y el mar. Es un buen hombre en el fondo; paisano mío, manchego. Cree en Dios y es religioso. También algo poeta. Dicen que por la noche rima redondillas, se las recita solo,
en voz baja. Tiene a su bandera un culto casi supersticioso. Se asegura que para las noches en vela; por lo menos, nadie le ha visto dormir. ¿Me confesará usted que el abanderado es un hombre original?

   – Señor capellán –le dije–, he observado ciertamente algo muy original en ese sujeto, que creo por otra parte, haber visto no sé dónde. ¿Cómo se llama?

   – No lo sé –contestome el sacerdote–. No se me ha ocurrido ver su nombre en la lista. Pero en todas sus cosas hay marcadas dos letras: D.Q.



III

   A un paso del punto de donde acampábamos había un abismo. Más allá de la boca rocallosa, sólo se veía sombra. Una piedra arrojada rebotaba y no se sentía caer. Era un bello día. El sol caldeaba tropicalmente la atmósfera.


   Habíamos recibido la orden de alistarnos para marchar y probablemente ese mismo día tendríamos el primer encuentro con la tropas yanquis. En todos los rostros, dorados por el fuego furioso de aquel cielo candente, brillaba el deseo de la sangre y de la victoria. Todo estaba listo para la partida, el clarín había trazado en el aire su signo de oro. Íbamos a caminar, cuando un oficial, a todo galope, apareció por un recodo. Llamó a nuestro jefe y habló con él misteriosamente. ¿Cómo os diré que fue aquello? ¿Jamás habéis sido aplastados por la cúpula de un templo que haya elevado vuestra esperanza? ¿Jamás habéis padecido viendo que asesinaban delante de vosotros a vuestra madre?

Aquélla fue la más horrible desolación. Era la noticia.

   Estábamos perdidos, perdidos sin remedio. No lucharíamos más. Debíamos entregarnos como prisioneros, como vencidos. Cervera estaba en poder del yanqui. La escuadra se la había tragado el mar, la habían despedazado los cañones de Norte América. No quedaba ya nada de España en el mundo que ella descubriera. Debíamos dar al enemigo vencedor las armas, y todo; y el enemigo apareció, en la forma de un gran diablo rubio, de cabellos lacios, barba de chivo, oficial de los Estados Unidos, seguido de una escolta de cazadores de ojos azules. Y la horrible escena comenzó. Las espadas se entregaron; los fusiles también… Unos soldados juraban; otros palidecían, con los ojos húmedos de lágrimas, estallando de indignación y de vergüenza. Y la bandera… Cuando llegó el momento de la bandera, se vio una cosa que puso en todos el espanto glorioso de una inesperada maravilla. Aquel hombre extraño, que miraba profundamente con una mirada de la más amarga despedida, sin que nadie se atreviese a tocarle, fuese paso a paso al abismo y se arrojó en él. Todavía de lo negro del precipicio, devolvieron las rocas un ruido metálico, como el de una armadura.



IV

   El señor capellán cavilaba tiempo después:


        – D.Q….

       
   De pronto, creí aclarar el enigma. Aquella fisonomía, ciertamente, no me era desconocida.
        
   – D.Q. –le dije– está retratado en este viejo libro: Escuchad: “Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada –que en eso hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben– aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quijana”.

Un soneto de Rubén Darío dedicado a Cervantes


Darío admiró y leyó a lo largo de toda la vida, a Cervantes. Al inmortal "manco de Lepanto" le dedicó este soneto (en Cantos de vida y esperanza, de 1903):

SONETO A CERVANTES

Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza.

Él es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y diamantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.

Cristiano y amoroso y caballero,
parla como un arroyo cristalino.
¡Así le admiro y quiero

viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino!

También le dedicó la "Letanía de Nuestro Señor Don Quijote", donde reza al hidalgo como si de un santo se tratara:

LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE
A Navarro Ledesma
Rey de los hidalgos, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón.
Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...
¡Caballero errante de los caballeros,
varón de varones, príncipe de fieros,
par entre los pares, maestro, salud!
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,
entre los aplausos o entre los desdenes,
y entre las coronas y los parabienes
y las tonterías de la multitud!
¡Tú, para quien pocas fueron las victorias
antiguas y para quien clásicas glorias
serían apenas de ley y razón,
soportas elogios, memorias, discursos,
resistes certámenes, tarjetas, concursos,
y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón!
Escucha, divino Rolando del sueño,
a un enamorado de tu Clavileño,
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;
escucha los versos de estas letanías,
hechas con las cosas de todos los días
y con otras que en lo misterioso vi.
¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,
con el alma a tientas, con la fe perdida,
llenos de congojas y faltos de sol,
por advenedizas almas de manga ancha,
que ridiculizan el ser de la Mancha,
el ser generoso y el ser español!
¡Ruega por nosotros, que necesitamos
las mágicas rosas, los sublimes ramos
de laurel Pro nobis ora, gran señor.
¡Tiembla la floresta de laurel del mundo,
y antes que tu hermano vago, Segismundo,
el pálido Hamlet te ofrece una flor!
Ruega generoso, piadoso, orgulloso;
ruega casto, puro, celeste, animoso;
por nos intercede, suplica por nos,
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios.
De tantas tristezas, de dolores tantos
de los superhombres de Nietzsche, de cantos
áfonos, recetas que firma un doctor,
de las epidemias, de horribles blasfemias
de las Academias,
¡líbranos, Señor!
De rudos malsines,
falsos paladines,
y espíritus finos y blandos y ruines,
del hampa que sacia
su canallocracia
con burlar la gloria, la vida, el honor,
del puñal con gracia,
¡líbranos, Señor!
Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos,
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...
¡Ora por nosotros, señor de los tristes
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión!
¡que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón!

Madrid, abril de 1905

Rubén Darío

domingo, 18 de enero de 2015

Una cita de Ernesto Giménez Caballero sobre Don Quijote


Como 2015 es año cervantino, pues vamos a empezar con las entradas sobre el asunto.
La primera esta de Ernesto Giménez Caballero (1940), director y fundador de La Gaceta Literaria, una de las revistas más importantes de las vanguardias poéticas en España a principios del siglo XX:

"Don Quijote mató nuestro mito nacional del Cid. Que el señor de los débiles españoles –Don Quijote- venció al Señor de los españoles fuertes. Al Dios de Rodrigo de Vivar. Al Dios de Lepanto. Al Dios del Cervantes juvenil y noble. Al Dios que renegaría en su vejez, de alma resentida, Cervantes". 

sábado, 17 de enero de 2015

Hebdomadario

Los atentados de Francia, contra Charli Hebdo y contra un supermercado judío, han producido una ola de indignación por su salvajismo. Han sido un ataque contra la libertad de expresión y de pensamiento, dos de las cualidades más apreciadas por la cultura occidental.



Pero aquí queremos hablar del asunto desde el punto de vista lingüístico, y en varios idiomas, como corresponde a un centro plurilingüe.

La palabra francesa "Hebdo" es abreviatura de "hebdomadaire", "semanal". A los galos les gusta mucho acortar las palabras largas ("ado", en lugar de "adolescent"; "vélo", por "vélocypède", bicicleta...) En español también existe el adjetivo hebdomadario, con el mismo significado que en francés. En inglés, sería "weekly".

Así que ya sabemos que Charli es un semanario humorístico, que sacaba un número con su humor gráfico una vez a la semana. Y que va a seguir siéndolo muchas semanas y muchos años más. Aunque algunos se empeñen salvajemente en que no sea así.


¡Ah, sí, y enhorabuena a los alumnos del Avempace y a la profesora Carlota, de Ciencias Sociales, por la magnífica exposición de dibujos de solidaridad con Charlie que han puesto en el vestíbulo del centro!

martes, 13 de enero de 2015

Fotos espectaculares

Cuadro surrealista del pintor polaco Jacek Yerka, 2006, "Bible dam".


Libro-puente


Librería Ateneo Grand Splendid, forma parte de una cadena que cuenta con 38 establecimientos en Argentina y 2 en Uruguay. Elegida por el diario británico The Guardian como la segunda librería más hermosa del mundo, se encuentra en Avenida Santa Fe 1860, en el barrio bonaerense de Recoleta.



Una biblioteca espectacular

Biblioteca de Kansas City




Village de livres

Montaje de Marine Montard.

martes, 6 de enero de 2015

Respuestas para reír. Preguntas en exámenes y respuestas hilarantes de los alumnos


Pregunta: “Algunos átomos comparten electrones y son más estables. Describe una situación en que la gente comparte algo y todo el mundo se beneficia”.
Respuesta: “Comunismo”

Pregunta: “Explica brevemente que es el agua dura”. (El agua dura es la que tiene un alto contenido mineral, en contraposición con el agua blanda)
Respuesta: “Hielo”

Pregunta: “Resuelve la ecuación”.

Pregunta: “¿Qué terminó en 1896?”.
Respuesta: “1895″

Pregunta: “¿Dónde se firmó la Declaración de Independencia Americana?”.
Respuesta: “En la parte de abajo”

Pregunta: “¿Cúal es la fuerza más grande de La Tierra?”.
Respuesta: “El amor”

Pregunta: “Nombra los cuadriláteros”.
Respuesta: “Bob, Sam, Tedison, Cate, Hary”

Pregunta: “¿Cúal es la frecuencia más alta de ruido que el oído humano puede registrar?”.
Respuesta: “Mariah Carey”

Pregunta: “Escríbe una carta explicando tus experiencias como si fueras un inmigrante chino en 1870″.

Pregunta: “Gano dinero en casa haciendo…”.
Respuesta: “Nada, soy una persona libre de gastos”

Pregunta: “Tony practica con el piano 20 minutos cada día. ¿Efecto?”.
Respuesta: “Tony es un gran empollón”

Pregunta: “¿Cómo pasas de centímetros a metros?”.
Respuesta: “Quitandole ‘centí’.”

Pregunta: “Los gusanos son hermafroditas. ¿Qué significa el término hermafrodita?”.
Respuesta: “Lady Gaga”

Pregunta: “Las primeras células estaban, probablemente, …”.
Respuesta: “Solas”

Pregunta: “¿Durante que etapa los cromosomas se sitúan en medio de la célula?”.
Respuesta: “Es un secreto”
Comentario del profesor: ¡Ni hablar!

Pregunta: “¿Cómo llamamos a la ciencia de clasificar cosas vivas?”.
Respuesta: “Racismo”
respuestas-examen17
meh.ro

Pregunta: “Expandir”.
Comentario del profesor: “Muy divertido, Peter”.

Pregunta: “Explica la frase ‘prensa libre’ “.
Respuesta: “Cuando tu mamá te quita los pantalones”

Pregunta: “Escribe un ejemplo de riesgo”.
Respuesta: “Esto”

Pregunta: “Haz un dibujo de ti dentro de 100 años”.
Respuesta: “Descansa en paz, Warren”

Pregunta: “Miranda no puede ver nada cuando mira en su microscopio. Sugiere una razón de por qué”.
Respuesta: “Es ciega”
Comentario del profesor: “¡Buen intento!”

Pregunta: “Menciona cuatro metales pesados y su símbolo”.
Respuesta: “Metallica, Megadeth, Slayer, Anthrax”
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Café y literatura