"En los surcos del amor" es una bella canción para coro, compuesta por el argentino Carlos Guastavino. Es una canción de desamor, de cuya interpretación hablaremos un poquito más abajo. Pero primero escuchemos algunas versiones de este clásico coral:
En los surcos del amor,
donde se siembran los celos,
donde se siembran los celos,
he recogido pesares
nacidos de mis desvelos,
nacidos de mis desvelos.
¿En qué tribunal has visto, mal pagadora,
condenar a un inocente, bella traidora?
En los surcos del amor,
donde se siembran los celos,
donde se siembran los celos.
La canción corresponde al tópico de la celotypia, las canciones de amor (más bien, desamor) en las que uno de los amantes sufre a causa de esa enfermedad de la querencia que son los celos.
Si nos fijamos en la estrofa "¿En qué tribunal has visto, bella traidora, / condenar a un inocente, bella traidora?" parecen viables dos interpretaciones distintas de la canción:
1) El yo lírico, el que cuenta la historia (digamos: el rol masculino del poema) siente celos porque su amada es una "bella traidora", tontea con otros (o eso cree él).
2) El yo lírico se declara inocente ante la "bella traidora", la cual lo acusa a él injustamente de tontear con otras, es ella la que siente los celos.
Sin embargo, si leemos atentamente toda la canción, nos damos cuenta de que la interpretación 1) es más plausible: El rol masculino narrador empieza diciendo que, puesto que ha sembrado "celos" en los surcos del amor, ha recogido "desvelos", inquietudes, dolor. Por eso recrimina después a la causante de su desgracia, la "bella traidora".
La canción responde así al esquema causa-efecto, como en el refrán "Quien siembra vientos, recoge tempestades". Aquí, quien siembra celos recogerá desvelos. Esta interpretación permite, además, entender que el culpable de su propia desgracia es el celoso, no la amada, pues él es quien alimenta el monstruo de los celos que, después, lo devora. Quien realmente es "inocente" es la bella y no el celoso amador, culpable de su propio proceso de autodestrucción.
Carlos Guastavino (Santa Fe, 1912-2000) fue un compositor y pianista argentino, muy amante de la música tradicional de su país. Procedía de una familia con aficiones musicales (sus padres tocaban guitarra y mandolina). Estudió en el conservatorio, viajó por el mundo y compuso algunos éxitos continuamente reeditados ("Pueblito, mi pueblo", "Se equivocó la paloma" y "Bailecito para piano", sobre todo). Sus canciones fueron interpretadas por los mejores, entre ellos: Victoria de los Ángeles, Joan Manuel Serrat, Alfredo Kraus, José Carreras, Teresa Berganza, Mercedes Sosa...
Es posiblemente el representante más destacado del nacionalismo musical argentino, muchas veces premiado por sus contribuciones a la música y la cultura de su país. Escribió más de trescientas obras, para piano y guitarra, música de cámara, obras para orquesta, coro a capela o con piano, canciones para voz y acompañamiento... Además, hizo muchos arreglos de obras preexistentes.
Era un gran amante de la voz, le gustaba cantar y componía siempre de modo “coral”, polifónicamente. Puso música a muchos poetas: Alberti, Neruda, Gabriela Mistral, Juana de Ibarborou, León Benarós, Borges...
Más información:
- "Se equivocó la paloma", entrada en Letr@herida, blog de cultura y literatura.