Enseñar se parece a la tela de Penélope, siempre haciéndose y deshaciéndose. Apenas se termina de enseñar a una persona cuando ya hay otra esperando su turno. Una pasión inacabale.
La Madre Teresa de Calcuta describía así el oficio de enseñar:
"Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo... Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño... Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vida, en cada vuelo, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado"
Bonito, ¿no os parece?
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