Le dice un amigo a otro:
- Y tú, ¡qué harías si estuvieras ahogándote en el mar?
- ¿Yo? Pues llorar.
- ¿Llorar? ¿Y para qué?
- ¿Para qué va a ser? Pues para des-ahogarme.
Y este, sobre las múltiples acepciones de las palabras:
Le dice la madre de Jaimito a su vástago:
- Jaimito, hijo, ve a la tienda a comprar pegamento, anda, que no queda en casa y lo necesitamos.
- Ay, mamá, es que ahora estoy con la Pléi y no me viene bien.
- Hijo mío, mejor vas ahora mismo a por pegamento, y no se hable más.
- Que no, mamaíta, que ahora no puedo, que estoy a punto de pasar de nivel.
-¡Jaimito! O vas ahora mismo a la tienda o te pego...
- Pero... ¿cómo me vas a pegar si no tienes pegamento?
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