martes, 15 de julio de 2014

Catalina Salazar y Palacios, la desconocida mujer de Cervantes

De ella, Catalina Salazar de Palacios (Esquivias, Toledo, 1565-Madrid, 1626) sabemos pocas cosas, que era hija de un hidalgo, que fue educada por un tío cura que le enseñó latín y la hizo culta, que era 18 años más joven que don Miguel, que se casaron en 1584 y nunca tuvieron descendencia, que su matrimonio no fue muy feliz y Cervantes vivió mucho tiempo separado de su esposa, que ella aceptó la hija "natural", Isabel de Saavedra, que don Miguel había tenido con la tabernera Ana Franco antes del matrimonio, que también aceptó la profesión de escritor de su marido y vivió con resignación la separación de este durante largo tiempo, así como las penurias económicas por las que pasó la familia.

Ambos, Miguel y Catalina, están enterrados en el Convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso en Madrid.

En Zaragoza, hay una calle dedicada a Catalina Salazar, que lleva justamente a la calle Cervantes. Justicia poética. Y urbana.

El Ayuntamiento, en el pleno del día 14 de diciembre de 1982, decidió poner su nombre a esta calle, entre las de Cervantes y Zumalacárregui. Y es que con la aprobación en 1978 de la Constitución Española y con la llegada de la democracia, también en el callejero se notó un movimiento de "acción positiva" a favor de las olvidadas de siempre de la historia: las mujeres.


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