En nuestra vida, todo tiene una base lingüística. Por ejemplo, conjuguemos el verbo cambiar:
- Yo quiero un cambio
- Tú quieres el cambio
- Él quiere un cambio radical en esta sociedad...
Bueno, no era exactamente lo que decíamos más arriba, pero en fin... Las palabras son dardos que fijan objetivos: podemos criticar, pedir reformas, declarar amor o dolor, etc.
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