En 1568
Cervantes estuvo en
Pedrola, como paje del
cardenal Julio Aguaviva (Giulio Acquaviva) y Aragón, de invitado de los
duques de Villahermosa, de los que era pariente, en el palacio que estos tenían en la villa zaragozana. Y conoció bien el entorno, particularmente
Alcalá de Ebro, en cuyos meandros, con las crecidas del río, se formaban auténticas islas. Así que decidió inspirarse en estos lugares para situar la
Ínsula Barataria que los duques entregan a
Sancho en la segunda parte del
Quijote, para burlarse del pobre escudero, quien, sin embargo, dio muestras de gran sentido en el tiempo que fue gobernador.
En
Alcalá de Ebro hay un magnífico
Monumento a Sancho Panza que recuerda el episodio (hay también que visitar la
Iglesia de la Santísima Trinidad). Y en el palacio de los duques, en
Pedrola, es donde
Sancho y
Don Quijote vivieron la aventura de
Clavileño, el caballo de madera que ellos montaron, convencidos de los transportaba por la
Vía Láctea.
Iglesia de la Santísima Trinidad en Alcalá de Ebro
Palacio de los Duques de Villahermosa en Pedrola
Como en 2015 empezará el cuarto centenario de la edición de la segunda parte del
Quijote, este es un anticipo del merecido homenaje a la genial obra cervantina. Ahí queda.
A Sancho en la Ínsula no lo dejaba comer el doctor Pedro Recio de Mal Agüero,
pues decía el doctor que era malo para la salud hacerlo en demasía
La misma viñeta, interpretada por José Luis Cano
Sancho ejerciendo de gobernador de la Ínsula
El Duque y la Duquesa, dos gigantes
zaragozanos de origen cervantino
Sancho y Don Quijote vistos por José Luis Cano
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