viernes, 27 de septiembre de 2019

"El insomnio de Jovellanos", de Luis García Montero

Luis García Montero, catedrático de literatura en la Universidad de Granada, actualmente director del Instituto Cervantes, especialista en la poesía de Lorca, esposo de una gran escritora, Almudena Grandes, uno de los más importantes poetas de la experiencia, nos trae aquí un poema que es una reflexión sobre el tema de España.

"El insomnio de Jovellanos" está fechado en el castillo de Bellver, donde el prócer gijonés estuvo preso, en 1808, el año que comenzó la Guerra de la Independencia. El ilustrado y afrancesado Jovellanos monologa insomnese siente deprimido ante la realidad española, él que soñó una España más feliz y más justa, dice dejar de soñar, porque "sé que los sueños se corrompen". Se ha acabado el sueño, solo queda un insomnio inquieto y reflexivo sobre el camino andado y una cierta sensación de fracaso: España es una reforma inacabada, donde pesa mucho el absolutismo, la Inquisición y un catolicismo intransigente que nos quita el sueño.


EL INSOMNIO DE JOVELLANOS

Castillo de Bellver, 1 de abril de 1808.

Porque sé que los sueños se corrompen,
he dejado los sueños.
El mar sigue moviéndose en la orilla.

Pasan las estaciones como huellas sin rumbo,
la luz inútil del invierno,
los veranos inútiles.
Pasa también mi sombra, se sucede
por el castillo solitario,
como la huella negra que los años y el viento
han dejado en los muros.
Estaciones, recuerdos de mi vida,
viene el mar y nos borra.

El mar sigue moviéndose en la noche,
cuando es sólo murmullo repetido,
una intuición lejana que se encierra en los ojos
y esconde en el silencio de mi celda
todas las cosas juntas,
la cobardía, el sueño, la nostalgia,
lo que vuelve a la orilla después de los naufragios.

Al filo de la luz, cuando amanece,
busco en el mar
y el mar es una espada
y de mis ojos salen
los barcos que han nacido de mis noches.
Unos van hacia España,
reino de las hogueras y las supersticiones,
pasado sin futuro
que duele todavía en manos del presente.

El invierno es el tiempo de la meditación.

Otros barcos navegan a las costas de Francia,
allí donde los sueños se corrompen
como una flor pisada,
donde la libertad
fue la rosa de todos los patíbulos
y la fruta más bella se hizo amarga en la boca.

El verano es el tiempo de la meditación.

Y el mar sigue moviéndose. Yo busco
un tiempo mío entre dos olas,
ese mundo flexible de la orilla,
que retiene los pasos un momento,
nada más que un momento,
entre la realidad y sus fronteras.

Lo sé,
meditaciones tristes de cautivo…
no sabría negarlo.
Prisionero y enfermo, derrotado,
lloro la ausencia de mi patria,
de mis pocos amigos,
de todo lo que amaba el corazón.

En el mismo horizonte
del que surgen los días y la luz
que acaricia los pinos y calienta mi celda,
surgen también la noche y los naufragios.
Mis días y mis noches son el tiempo
de la meditación.

Porque sé que los sueños se corrompen
he dejado los sueños,
pero cierro los ojos y el mar sigue moviéndose
y con él mi deseo
y puedo imaginarme
mi libertad, las costas del Cantábrico,
los pasos que se alargan en la playa
o la conversación de dos amigos.

Allí,
rozadas por el agua,
escribiré mis huellas en la arena.
Van a durar muy poco, ya lo sé,
nada más que un momento.

El mar nos cubrirá,
pero han de ser las huellas de un hombre más feliz
en un país más libre.

lunes, 23 de septiembre de 2019

"Yo no te pido que me bajes una estrella azul", un poema de Mario Benedetti con música de Pablo Milanés

El gran Mario Benedetti, poeta uruguayo, uno de los más importantes del siglo XX en lengua española, al que puso música y voz el cantante cubano Pablo Milanés. El resultado: este vídeo magnífico que ofrecemos aquí. Que lo disfrutéis.



YO NO TE PIDO

Yo no te pido
que me bajes una estrella azul
solo te pido
que mi espacio llenes con tu luz
Yo no te pido
que me firmes diez papeles grisespara amar
solo te pido
que tu quieras las palomas que suelo mirar
De lo pasado no lo voy a negar
why el futuro algun día llegara
why del presente que le importa a la gente
si es que siempre van hablar
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas, no te niegues
no hables por hablar
Yo no te pido
que me bajes una estrella azul
solo te pido
que mi espacio llenes con tu luz


(Para ver más entradas en Letr@herida relacionadas con Pablo Milanés y Mario Benedetti, pulsa en las etiquetas, más abajo)

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Qué es una DANA?

En estos días que se han producido graves inundaciones en el Levante y en el Sur español, con los subsiguientes daños materiales y personales (varios fallecidos), escuchamos con frecuencia en los medios de comunicación la alusión a la DANA: Los efectos de la DANA, la DANA produce graves pérdidas, que si la DANA patatín, que si la DANA patatán...

Podríamos decir que nuestro lenguaje es algo vivo y que está en continua transformación. Este término técnico que utilizan los meteorólogos, DANA, ha aparecido ahora, en 2019, en el vocabulario común de los españoles, con motivo de los sucesos de Murcia, Andalucía, Cataluña, Baleares y Valencia. La meteorología está siendo últimamente una fuente de tecnicismos que se popularizan en el habla normal de la gente gracias a los medios de comunicación. Por ejemplo, en los últimos tiempos se habla de ciclogénesis explosiva, marbete nuevo que ha venido a unirse a otros términos ya más populares como anticiclón, borrasca, ola africana...

Hasta el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que ha viajado a los lugares afectados por la climatología adversa (otra preciosa expresión meteorológica) ha utilizado la palabra DANA.

Pero... ¿qué es una DANA y por qué la escribimos con mayúsculas? Bien, pues DANA significa Depresión Aislada en Niveles Altos y se pone en mayúscula porque es una sigla, es decir, una palabra compuesta con la primera letra de cada una de las palabras que la conforman.

Los efectos que produce la DANA son: embolsamiento de aire frío que ocasiona lluvias torrenciales, bajada de las temperaturas y fuertes rachas de viento, lo que produce generalmente consecuencias graves. La DANA se asocia con las lluvias torrenciales que produce el fenómeno llamado gota fría, que tiene que ver con el rápido evaporamiento de gran cantidad de agua por causa del elevado calor veraniego, ascenso de esta a la atmósfera, enfriamento rápido en las nubes y caída de nuevo a tierra en forma de tormenta caudalosísima.

Antes, usábamos más la expresión gota fría, pero ahora parece haber caído en desgracia ante el empuje de la nueva palabra: DANA. Lo cual demuestra que en el lenguaje también funciona esto de las modas y cada época tiene su ciencia preferida.

Por ejemplo, a principios del siglo XX, con el empuje del psicoanálisis de Freud, se pusieron de moda tecnicismos como histeria, esquizofrenia, trauma, terapia, complejo de Edipo... Pero hoy día, parece que la informática, la ingeniería y la meteorología son más influyentes que la psiquiatría o la medicina.

La palabra DANA ha hecho también que habláramos de otra palabra, muy antigua, castiza, pero aún actual: las motas. La mota ha cedido, la mota se ha derrumbado ante el empuje del agua...

Sobre las motas, ya hicimos aquí un par de entradas hace tiempo y a ellas os remitimos:
Y otra cosa: el agua rambla, o arrambla, con todo lo que encuentra a su paso, así que no hay que ser muy listo para saber que si urbanizamos las ramblas de un lugar, tarde o temprano, las aguas querrán volver a su cauce y se llevarán consigo todo lo que encuentren en su camino. Como el furor urbanístico del género humano no tiene límites y a veces nos lleva a construir en lugares inapropiados, si alguna vez os ofrecen una maravillosa casa en una calle que se llame Rambla de no sé qué o Rambla de no sé cuántos, desconfiad. Las ramblas no son buenos lugares ni para construir casas ni para aparcar coches. Aunque lo certifiquen mil y una agencias de calidad-qué-si-yo-qué.

¡Para que luego digan que la toponimia no sirve para nada!

Y por ahora, nada más. Feliz curso a todos y todas. Y vámonos con la DANA a otra parte.



domingo, 15 de septiembre de 2019

"Viejo amigo Cicerón", de Ernesto Caballero

En estos días de septiembre, hasta el día 12, podemos disfrutar en el Teatro Principal de Zaragoza de una obra de teatro estupenda: Viejo amigo Cicerón, escrita por Ernesto Caballero. El director es el reputado Mario Gas, un hombre de teatro con una larguísima trayectoria. En la obra trabajan dos jóvenes actores, que actúan muy bien: Bernat Quintana, que hace de Tirón, esclavo de Cicerón, y Miranda Gas, hija del director, que representa el papel de Tulia, la hija de Cicerón.

El protagonista es José María Pou, un actorazo, un hombre maduro lleno de saber escénico. La escenografía es de Sebastiá Brosa y resulta sumamente interesante. En escena aparece una biblioteca universitaria, donde un joven hace un trabajo sobre Cicerón, y allí ocurre la acción. La iluminación es de Juanjo Llorens, y resulta también muy interesante, acentúa los momentos de dramatismo y sabe darle énfasis a los minutos en que el protagonista parece soñar. Hay también una breve proyección sonora, obra de Orestes Gas, otro de la dinastía teatral que hace su trabajo con suma eficacia.

La obra se presentó en el 65 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y ahora hace gira por los teatros de España.

La producción y distribución corre a cargo de Focus.

En fin, doy todos estos datos porque Viejo amigo Cicerón resulta una obra de esas en la que todo está perfecto. Original puesta en escena, magnífica dirección, buenísima interpretación y un texto maravilloso. Ernesto Caballero consigue hacernos entender que el mensaje de los clásicos aún sigue vigente. El vestuario es actual, para que nos demos cuenta de cómo en el mundo de hoy muchas de las reflexiones ciceronianas sobre la política y el poder siguen siendo útiles. Cicerón lucha por la democracia y paga con su vida su oposición a la tiranía.

Un espectáculo muy, muy recomendable.




martes, 10 de septiembre de 2019

"Justicia de Almudévar", un capítulo muy conocido de Pedro Saputo

Vida de Pedro Saputo, es una novela de raíz picaresca, ambientada en el siglo XVI y escrita en el siglo XIX por Braulio Foz, catedrático de griego de la universidad de Zaragoza, hombre liberal y romántico.

Uno de los episodios más conocidos de la novela es el de la "Justicia de Almudévar", donde se cuenta más o menos esto:

El herrero mató a su mujer y la justicia debía enviarlo a la horca como culpable de asesinato. Pero los del pueblo de Almudévar intervinieron diciendo:

- Matemos al tejedor, porque de esos tenemos varios en el pueblo, y dejemos vivir al herrero, que solo tenemos uno.

Así que los vecinos ahorcan al tejedor y cuando vuelve Saputo al pueblo se queda horrorizado ante semejante atrocidad. Desde entonces, se ha acuñado el dicho "Justicia de Almudévar, que la pague quien no la deba".

“La Justiciade Almudévar” es una leyenda satírica pero también con un punto de crítica social.


"Enlucernaus", una historia de Pedro Saputo

"Enlucernaus", en aragonés "Deslumbrados", es un corto en aragonés que pone en imagen uno de los episodios más famosos de la Vida de Pedro Saputo, novela de Braulio Foz, posiblemente la más importante de la literatura aragonesa del siglo XIX: el famoso Pleito al sol, junto con el de la Justicia de Almudévar, uno de los más conocidos.



Fragmento del guion del corto, en aragonés

-Pedro, nos fa talta a tuya aduya porque as chens d’Almudévar hemos metiu un pleito a o sol y cal que nos aduyes con os chueces y letraus de Uesca pa ganar o pleito.

- ¿Un pleito a o sol? ¿Y de dó viene ixa ocurrencia?, ¿que tos a feito pues?

- Siempre nos fiere de frent camin ta Uesca. ¿Imos t’allá? Nos fiere a cara; ¿venimos d’allá?, nos torna a ferir a cara. Y l’atro día a Simaco Pérez y a Calisto Espuendas les sucedió que de ferir-les o sol se tornoron burriciegos; y como esto aconteció ya a atros en atras ocasions pasadas no queremos que nos acontezca a totz, hue uno, manyana dos, porque dimpués os d’atros lugars nos farán a mofla y nos clamarán golletz y cegallosos. Por ixo hemos metiu pleito a o sol, y dica que le ganemos y no nos fiera más de cara camín ta Uesca, no hemos de parar.

-¿Pleito al sol hetz metiu? ¿Qué dirán os atros lugars?

-Que digan o que quieran; más vale que digan ixo que no tornar-nos burriciegos y que dimpués no valgamos pa cosa, y nos faigan a figa y no lo veigamos.

Resumen del capítulo

Mientras Pedro Saputo estaba en la Corte, los de Almudévar pusieron un Pleito al sol  y, al volver a su lugar, uno del concejo se lo comentó:

- Pleito al sol, porque siempre nos fiere de frente en el camino de Huesca. ¿Vamós allá? Nos fiere de cara; ¿venimos de allá?, nos torna a ferir de cara. Y el otro día a Simaco Pérez y a Calisto Espuendas les sucedió que de así ferirles el sol se tornaron cegatos… no queremos que nos acontezca a todos, hoy uno mañana dos, porque después los de otros lugares nos farán mueca y nos llamarán ojitos y guiñosos. Y ya puedes tú que eres tan agudo y tan aquel, mirar y fer que esto no se pierda y trabajar con los jueces y letrados, que al fin bien los pagamos, que yo dié el otro día una ovella que me tocó para los gastos.

- ¿Qué diran los otros pueblos?, preguntó Saputo.

- Que digan lo que quieran, respondió otro…; más vale que digan eso que no tornarnos cegatos y después no valgamos para cosa, y nos fagan la figa y no lo veigamos. Y ya puedes traballar, si no a volar d’icho lugar, que parece que desde que has estado en la corte del rey ya no te conocemos.

Pedro Saputo les dice:

- Yo os doy palabra que el pleito se acabará en breve y que lo ganaremos.

Después de hablar con el letrado en Huesca, se volvió a Almudévar discurriendo el modo de salir del paso, dejando a los de su lugar por tontos hasta la consumación de los siglos. Al convocarlos, Saputo les cuenta:

- Hijos de Almudévar, os participo que hemos ganado el pleito al sol…fui al Juez y ha sentenciado a nuestro favor; e yo tomando una copia de la sentencia: “En la ciudad de Huesca…el sol en adelante no sea osado de ferilles de cara cuando vengan de Huesca y se vuelvan a su lugar, con solo y tanto que vengan por la tarde y se vuelvan por la mañana…”

La multitud gritó:

- ¡Viva Almudévar! ¡Viva Pedro Saputo!