La vida de los Marx Brothers fue increíble: de inmigrantes judíos con pocos recursos a estrellas de Hollywood, colmadas con el éxito y la riqueza.
En el libro Mi vida con Groucho. Un mito visto por su hijo, (trad. de Maricel Ford Aura, Madrid, Espasa, 2010), Arthur Marx habla de su padre y sus tíos. Sobre todo, presenta a Groucho como un padre de familia tierno y cariñoso, pero también revela sus manías de tacaño recalcitrante, de egoísta y neurótico y cuenta anécdotas impagables que solo alguien muy próximo podía conocer.
En la p. 31, narra como conocieron a un monologuista llamado Art Fisher, cuyo hobby era poner motes a las personas; así nacieron Groucho (gruñón), Harpo (porque tocaba el arpa), Chico (porque era exitoso con las jovencitas o chickens, pollitas) y Gummo (que siempre usaba zapatos de goma, lloviera o no). El otro hermano, Zeppo, era buen actor, pero no le gustaba actuar, así que prefirió dedicarse a la gestión del espectáculo, más que a la escena. Haciendo gala de "humor Marxista", decía que él no salía a escena por no avergonzar a sus hermanos, pues era el guapo de la familia.
En la p. 36, cuenta Arthur Marx cómo su padre se casó con su madre, Ruth Johnson. Cuando el juez hablaba de unir a la pareja en sagrado matrimonio, Groucho lo interrumpió y le dijo:
"-Será sagrado para usted, señor juez, yo tengo otras ideas al respecto".
Y cuando el juez le preguntó si tomaba a aquella mujer por esposa, Groucho respondió:
"-Si ya he llegado hasta aquí cómo no voy a seguir hasta el final".
En fin, ¿qué se puede esperar de alguien que puso en su epitafio:
"Perdone que no me levante"?
Genio y figura.
Según dice su hijo, p. 277, entre los efectos personales de su padre había una carta a él dirigida donde le decía que no quería que lo incinerasen, prefería que lo enterraran en Westwood Cemetery, al lado del cuerpo de Marilyn Monroe.
Y en la p. 182, cuenta Arthur Marx la más famosa de las anécdotas de su padre: a finales de los años 30, Groucho y la familia Marx se habían aficionado enormemente al tenis, así que se hizo socio del club de modo, el Beverly Hills Tennis Club, pero como ya era socio del Hillcrest Country Club, quiso darse de baja para no pagar dos clubes. La directiva no se lo puso fácil y le insistieron para que explicara por escrito el motivo de su baja. La carta que envió Groucho se ha convertido en una de sus obras más celebradas. Decía así:
"Estimada Junta: No quiero pertenecer a ningún club que me admita a mí como miembro.
Sinceramente,
Groucho Marx"
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