Para explicar la diversidad lingüistica del mundo, se suele recurrir al mito de Babel que aparece en el Génesis. Los hombres quisieron edificar una torre que llegara hasta el cielo, pero Jehová castigó su osadía confundiéndolos y sembrando la variedad de lenguas, para que ninguno entendiera el habla de su compañero. De esta manera, los hombres se dispersaron y abandonaron su proyecto.
El mito bíblico convierte la diversidad en un problema, en un castigo de Dios, igual que la condena al trabajo fue un castigo contra Adán y Eva por haber quebrado su mandamiento de no comer del Árbol de la Sabiduría.
Hoy día, sin embargo, la multiplicidad se entiende más como riqueza que como problema.
Por otra parte, Jehová es lo mismo que Yahvé o Yehová. La palabra procede del hebreo יְהֹוָה, cuyas letras se leen de derecha a izquierda (como el árabe) y cuya trasliteración en alfabeto latino es YHWH, de donde vienen las latinizaciones correspondientes.
Las lenguas semíticas, tanto el árabe como el hebreo, son lenguas con una débil presencia de las vocales, de ahí que las trasliteraciones varíen en el alfabeto latino: Mahoma-Mohamed, por ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envía tus comentarios