"Diez cosas de él que amo"
...no.
Ya he comenzado mal. He cometido el peor error existente llamado enumerar. Porque al enumerar me limito de la forma más atroz y mi mente se ve obligada a trabajar con mi corazón y eso lo odio. Odio como mi mente maltrata mi corazón diciendo que habla de más y de cosas cursis.
Por eso no quiero hablar. Quiero cerrar los ojos y sentir, hasta el lugar más recóndito de mí. Y así, dejaré fluir el mayor secreto, que aquí nacerá y aquí morirá.
Ocurrió no hace mucho, seguramente, cerca de un año, o año y medio; no lo recuerdo con exactitud, aunque quizás debería. Ese cosquilleo típico del amor nunca llegó para mí. Y se debe conocer que ningún amor es igual a otro. Aquel sentimiento típico del amor que acaricia delicadamente todo tu cuerpo, jamás fue hallado en mí.
Es frío, egoísta... como una serpiente que muerde mi corazón y se divierte con cada gemido de mi dolor.
Y es cuando poco a poco, ese dolor va remitiendo; y pienso que todo es a causa de mi locura; pero entonces apareces tú, y me miras con una sonrisa en la cara que vaga entre la diversión y la maldad. Se me encoge el estómago y la serpiente vuelve a morder.
Pero al igual que me duele verte, ya que temo el momento de encontrarnos y el sufrimiento que me causa, el no verte es mucho peor. No ver esos ojos almendrados de color arena mezclados con oro me desespera, es una locura.
Y te observo, ausente, sentado en el mismo banco día tras día a la misma hora, recordando algo que hace tiempo deberías haber olvidado. Pero que te es imposible olvidar, al igual que a mí. Y me preocupas. ¿Tienes miedo a lo que depara el destino? ¿A tu muerte? ¿A no poder olvidar lo que ocurrió entre nosotros? Porque sabes que esta historia lleva tu nombre. Nos lleva a ambos.
Cómo han cambiado las cosas desde entonces...tú, el chico popular, el chico malo del que las chicas se enamoraban perdidamente y del que los "blancos frágiles" huían. Y yo, la chica invisible, en la que apenas reparaban y que casi nadie conocía.
Veo cómo se te quiebra el alma poco a poco ahora que he desaparecido de tu vida, y eso me destroza a mí misma. Debes seguir con tu vida, y no seguir mis pasos, ya que tomé el camino más fácil y cobarde al creer que era rechazada por mi único amor.
Te estaré esperando aquí todo el tiempo que haga falta, pues no hay prisa. Ya ves, el tiempo es solo tiempo, y no tiene gran importancia. De hecho tengo todo el tiempo del mundo aquí arriba. Y espero que cuando nos reencontremos, podamos brindarnos la oportunidad que nuestra vida, o tal vez mi muerte, nos arrebató.
Perdona si te he hecho recordar todo esto, e incluso posiblemente haya abierto heridas ya casi cicatrizadas. Pero compréndelo debía hacerlo; tenía que hacerlo...
Necesitaba recordar por qué y cuánto te quiero.
Hay algo mágico en las cosas que escribes, Pirata. Tienes facilidad, sentimiento, creatividad. Sigue así.
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