miércoles, 19 de octubre de 2011

SALÓN DEL CÓMIC: R.I.P.


En Videodrome, el cineasta canadiense David Cronenberg ya alertaba de los peligros de la manipulación audiovisual. La televisión se transformaba en foco de infección capaz de condicionar al individuo y llevarlo a extremos insólitos. Lo que ayer parecía pertenecer al ámbito de la ficción fantástica, hoy se antoja realidad palpable, casi cárnica. La caja de rayos catódicos emite el tumoral mensaje, contagiando de pánico a toda una sociedad. El mensaje se repite, y se repite, y se repite, como esas mentiras que, a base de reiteración acaban siendo verdades. El ciudadano, inmerso en un mundo que se antoja más kafkiano que nunca, termina por aceptar la derrota o, lo que es peor, la repugnante humillación con resignación, incluso convencido de su necesidad (creo que era Clive Barker quien decía que la víctima termina mirando amorosamente a su verdugo).
Pues bien, la dichosa crisis, el fantasmal titán inexistente, acaba de ajusticiar una de esas cosillas que se hacían en esta ciudad y que gustaban al que esto escribe. Me lo comentaba el otro día un viejo amigo en los cines Renoir:
-Nada, Albertini, ya se han cargado el salón del cómic de Zaragoza.
-¡Vaya, hombre! Con lo bien que iba. Poco a poco parecía mejorar. Yo solía además encontrar ahí cosas antiguas editadas por Toutain: de Corben, de Wrigthson... Ya sabes, lo que me va a mí.
El verdugo afila el hacha, espera en la palestra, con espuma de deseo en la boca... ¿Quién será la próxima víctima?
Adjunto a manera de discreto homenaje el cartel de la última edición (snif). Observad que, junto a la chica, descansa un ejemplar de Creepy (que fue la revista que hizo que a mí me gustara la cosa esta de los tebeos). Creo que esa portada es la del número 37, el personaje es Vampirella, pero dudo si el autor del dibujo es José "Pepe" González o José Ortiz.

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