lunes, 1 de abril de 2019

"Orfeo" (1607), de Claudio Monteverdi

Orfeo (1607), de Claudio Monteverdi, es considerada la primera ópera, la que hizo nacer el género.
Cuenta la conocida historia de Orfeo y Eurídice. Monteverdi compuso la ópera para satisfacer a su público: los nobles cortesanos de la corte de Mantua, en Italia, donde vivió varios años antes de trasladarse a Venecia, donde está enterrado.

El argumento de la ópera cambia un poco el de la historia mitológica:

Orfeo, hijo de Apolo, ama la música y con su cítara ha sido capaz de adormecer al dragón que guardaba el vellocino de oro en la expedición de los Argonautas, con Jasón a la cabeza. Está feliz porque va a casarse con Eurídice y toda la gente de Tracia celebra el amor de la pareja. Pero de pronto Silvia le da la terrible noticia: la joven ha sido mordida por una serpiente venenosa mientras recogía flores y ha muerto.

Entonces, Orfeo decide bajar hasta el Hades para rescatar a su amada. Con su música adormece a Caronte, el barquero y llega a la otra orilla de la laguna Estigia. Proserpina intercede por él ante su esposo Plutón, el señor infernal. Plutón accede a devolver a Eurídice al mundo de los vivos con una condición: Orfeo deberá caminar siempre hacia delante y no volverse para mirar atrás y la sombra de Eurídice lo acompañará en su subida. El héroe acepta, pero cuando ya llegaba arriba y veía la luz solar tiene dudas, teme el engaño de Plutón y se vuelve a ver a su amada. Por ello, Eurídice desaparece para siempre y Orfeo queda desesperado. Canta sus desgracias y todas las criaturas escucharán su música. Su padre Apolo lo convierte en inmortal para que pueda cantar eternamente su amor perdido.

El tema de la serpiente oculta entre las flores es muy antiguo. Ya Virgilio advirtió: "latet anguis in herba", "la serpiente se esconde entre la hierba".

Más información:
  • Alcolea, Ana (2018), El maravilloso mundo de la ópera. Ilustr.: Óscar T. Pérez. Madrid: Anaya, pp. 14-15.
La parte más conocida es: la obertura que dejamos aquí. Años más tarde, encontraremos otra ópera sobre el tema muy renombrada: Orfeo y Eurídice, del compositor alemán Gluck, con un aria memorable: Che farò senza Euridice?


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