Leyenda
Nombre de una tradición anual en
Japón, el Tanabata. (Una historia de un
amor puro e incondicional)
La leyenda cuenta que hace miles de años, la hija del rey celestial
Tentei, conocida como
Orihime, algo que vendría a
significar princesa tejedora, tenía un increíble talento para tejer, y
desarrollaba su talento a orillas del río Amanogawa que es nuestra Vía Láctea. El rey
Tentei estaba encantado con las telas que hacía su preciosa hija, y ella le
complacía cada día de su vida, algo que le impedía conocer a alguien de quien
enamorarse, lo cual la entristecía profundamente.
Tentei, al ver la tristeza de su querida hija, decidió planear un
encuentro entre ella y un pastor que estaba al otro lado del río Amanogawa, Hikoboshi para mejorar el
estado de ánimo de la princesa. Cuando ambos se encontraron, el amor surgió
inmediatamente entre los dos que quedaron prendados uno del otro. No mucho
tiempo después se casaron, y se podría decir que vivían felices, pero el amor
no siempre es justo y puede cegarnos de la realidad, y eso fue lo que ambos
hicieron, se olvidaron de su realidad.
Orihime dejo de tejer y Hikoboshi descuidó su ganado dejándolo que se
desperdigara por todo el cielo. Tentei observó furioso dicha irresponsabilidad
y separó a los amantes cada uno a un lado del río Amanogawa como castigo por su
comportamiento. Pero un padre es un padre, y al ver las lágrimas de su hija por
no poder ver a su amado decidió hacer algo por ella. Le prometió que volvería a
ver a su amado, pero solo una vez cada año, el séptimo día del séptimo mes,
solo si ella había cumplido con sus tareas.
Muy contenta, la princesa acepto inmediatamente y se dispuso a trabajar
con esmero para ver a su amado ese año. Pero el destino a veces es cruel y al
llegar el séptimo día del séptimo mes se dio cuenta que no podía acercarse a su
amado, pues no había puente que atravesara el río Amanogawa. Ambos amantes
estaban tristes en las orillas del río, y la princesa comenzó a llorar
desconsolada por su desdicha.
Pero esto es una historia de amor, y no puede terminar de esta manera. La
princesa lloró tanto en ese momento, que una bandada de urracas vino atraída
por ese llanto tan triste, observaron la situación en la que la princesa estaba
y le prometieron que ellas harían de puente cada año, siempre y cuando no
lloviera. Es así como los amantes consiguieron verse cada año, y cuando llovía,
debían esperar al año siguiente para poder consumar su amor
Tradición
se celebra en el mes de julio.
se escriben deseos en pequeños trozos de papel rectangulares y
de colores vivos y luego se cuelgan en las ramas de los bambúes.
Normalmente estas ramas de
bambú se echan al río para que acaben en el mar o se queman a medianoche para
que los deseos lleguen a los dioses y se nos cumplan.
Las ciudades y pueblos de Japón
suelen albergar multitud de ramas de bambú repletas de deseos durante los días
previos y posteriores al tanabata, creando un
espectáculo muy bonito para la vista.