Aunque no falta en la lengua coloquial (“Nuestro gozo en un pozo”), la publicidad o la literatura popular (“Tengo miedo al avión./También tengo miedo al barco./Por eso quiero saber/lo que he de hacer/para cruzar el charco”), la paronomasia se usó profusamente en el Siglo de Oro.
He aquí un ejemplo de Unamuno:
Le puso el piso en que pasa
Hondo hastío; donde posa
Sin coser; es otra cosa,
No lo que quiso; no casa.
Presa del piso, sin prisa,
Pasa una vida de prosa.
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