La Navaja de
Ockham, también conocida como el principio de parsimonia, se debe a Guillermo
de Ockham, un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés del
siglo XIV, originario de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, en Reino Unido.
Guillermo de
Ockham formuló este principio metodológico aplicando el símil de la navaja para
eliminar los supuestos innecesarios de una teoría.
En su formulación original decía:
“Pluralitas
non est ponenda sine necessitate” (la pluralidad no se debe postular sin
necesidad).
Esa
formulación original ha evolucionado hasta nuestros días, reformulándose de la
siguiente forma:
Si para
explicar un fenómeno determinado tenemos dos o más hipótesis, lo más razonable
es aceptar la más simple, es decir, la que presenta menos supuestos no
probados.
Por tanto,
si dos o más explicaciones están en igualdad de condiciones, no se debe tener
en cuenta una explicación complicada si existe una más simple.
Ejemplo:
Supongamos
que estás jugando a un videojuego en tu ordenador portátil, utilizando como
fuente de alimentación la batería del mismo.
Te levantas
y, al cabo de un rato, cuando vuelves, lo encuentras apagado.
Lo más
probable y, quizá, lo más lógico es pensar que la batería se ha agotado, antes
que pensar que ha habido una avería o que alguien lo ha apagado, ya que es la
explicación más sencilla y, probablemente, la correcta.
Actualmente,
este principio se utiliza en la ciencia como regla general para guiar a los
científicos en el desarrollo de hipótesis o modelos teóricos:
“La
explicación más simple es la más probable, aunque no necesariamente la
verdadera”.
Su
versatilidad ha llevado, además, a que sea utilizado también en otros campos, tales
como la estadística o la economía, así como en muchas disciplinas de las
ciencias sociales y naturales.
No obstante,
debe tenerse presente que este principio metodológico no es cierto, en la
medida en que no prueba nada, y, ni mucho menos, puede considerarse un
resultado científico.
De hecho, en
ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta.
Origen del término:
La denominación de Navaja de Ockham apareció en el siglo XVI, y con ella se expresaba que mediante ese principio, Ockham «afeitaba como una navaja las barbas de Platón», ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la filosofía platónica que llenaba su ontología de entidades (además de los entes físicos, Platón admitía los entes matemáticos y las ideas). Desde una perspectiva ontológica, la aplicación de este principio permitió a Ockham eliminar muchas entidades, a las que declaró innecesarias. De esta manera se enfrentó a muchas tesis sustentadas por la escolástica y, en especial, rechazó la existencia de las especies sensibles o inteligibles como intermediarias en el proceso del conocimiento, y rechazó también el principio de individuación, al que calificó de especulación vacía e innecesaria.
Muy bien explicado todo, María. Lo que demuestra que cuando te pones a la tarea...
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