martes, 22 de mayo de 2018

Héroes.

Héroes. Cuando éramos pequeños y alguien decía esa palabra, solíamos pensar en personajes como Superman, Spiderman, Batman... Esos grandes superhéroes que luchan contra temibles villanos y siempre vencen.

Pero cuando crecemos, comenzamos a pensar en médicos, grandes científicos, personas que luchan por lo que creen...

Sin embargo, en según qué ocasiones no  nos damos cuenta de que probablemente, algunos de los mayores héroes se  encuentran muy cerca; nuestros padres.

Esas personas que trabajan veinticuatro horas al día durante trescientos sesenta y cinco días, (sesenta y seis si es año bisiesto), para que podamos vivir lo más cómodamente posible. Aunque eso no es lo más increíble, sino que no cobren por ello. Lo hacen gratis, por amor. Amor a sus hijos.

Nuestra madre tiene que cargar con nosotros durante nueve meses, (a excepción de los que vienen con prisa). Le provocamos vómitos, dolor, malestar... ¡Y encima le damos patadas!

Después de parirnos (o de nacer por cesárea, eso ya como cada uno lo vea), nuestros padres renuncian a su sueño para atendernos durante las noches, tienen que enseñarnos a hablar, a andar, darnos de comer, educarnos... Vamos, que casi viven por nosotros.

Luchan contra los monstruos de los armarios, de debajo de las camas... Incluso los que se ocultan en la oscuridad. No sé cómo lo hacen, pero siempre acaban venciendo.

Luego, cuando crecemos, tienen que soportar nuestros cambios de humor adolescente, nuestros enfados, corazones rotos y problemas que ni los propios jóvenes entienden...

Eso sin mencionar que cada vez que nos vamos de viaje, salimos de noche... Pasan algunos de los peores momentos de sus vidas. No saben si estamos bien, temen que nos pueda ocurrir algo. Vamos, que se pegan la vida estresados y preocupados.

Aunque eso no es lo mejor de todo, sino que a pesar de que nos enfademos con ellos, les gritemos o les digamos que no nos entienden, ellos no dejan de querernos. Eso sin mencionar que la mitad de las veces no les damos ni las gracias por todo lo que hacen...

Sin duda alguna, ser padres es un verdadero reto. Un trabajo para el que no existe un grado medio, superior... No hay una facultad de padres. Nadie va a venir a enseñarte.

Es algo que nace desde dentro. Y una vez que lo tienes, solo puedes intentar dar lo mejor de ti, por el bien de tu hijo.

El amor de nuestros padres es incondicional, pues una vez que nacemos ellos renuncian a muchas cosas, más de lo que creemos. Ya no pueden hacer todo lo que les gustaría porque tienen que cuidarnos hasta que seamos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Se aseguran de que han hecho todo lo posible para que nuestro futuro sea feliz.

Sin embargo, nuestros padres no son perfectos, y quien diga lo contrario miente. No existe la perfección. Ni siquiera para los héroes. Aunque eso es precisamente lo que los hace tan especiales, que a pesar de todos sus errores siempre intentan hacer lo mejor por nosotros, a pesar de que no sea la mejor opción para ellos. Siempre seremos lo primero.

Así que puede que nuestros padres no hayan ganado un Premio Nobel, (al menos los de la mayoría, con los afortunados no me meto), ni hayan encontrado la cura para el cáncer... Incluso que no anden por ahí en mallas ceñidas y salvando al mundo con sus poderes. Pero eso no les quita lo valiente.

Ellos siempre serán unos héroes, por todo lo que hacen. Por todo a lo que renuncian. Pues no hay mayor poder que el amor.

2 comentarios:

  1. Un precioso homenaje a todos los padres. Hecho desde el amor filial. Muy bien escrito, Miriam.

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  2. Me gusta mucho como escribes, además me ha encantado el mensaje que querías transmitir. Deberíamos agradecerles un poco más a nuestros padres todo lo que hacen por nosotros.

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