martes, 17 de abril de 2018

De monjes benedictinos y de dulces tan dulces como el tiramisú

Si vais algún día por San Millán de la Cogolla, el monasterio riojano que se haya cerca de Berceo, pueblo natal de Gonzalo de Berceo, el de los Milagros de Nuestra Señora, el poeta del mester de clerecía del siglo XIII, el que pedía como premio "un vaso de bon vino" (como buen riojano), sin duda visitaréis las Glosas emilianenses, primeros documentos escritos de las lenguas castellana y vasca.

Por supuesto, hay que visitar los dos monasterios, el de suso y el de yuso, palabras del castellano medieval hoy desaparecidas, que quieren decir, respectivamente, "de arriba" y "de abajo". Todavía en francés se conservan las palabras "dessus" y "dessous", "por encima" y "por debajo", que se relacionan respectivamente con las palabras "su" y "yu", "arriba" y "abajo".

Como yo siempre me lío con el significado de suso y yuso, siempre he querido encontrar una fórmula mnemotécnica que me ayude a recordar cuál es cuál, si suso es arriba y yuso, abajo o viceversa. Y la fórmula me ha venido ante el tiramisú, el famoso postre de origen italiano. ¿Por qué? Pues sencillamente porque la palabra significa "take me up", "súbeme arriba", "súbeme el ánimo"; viene del dialecto véneto y tiene que ver con que era un postre tan hipercalórico que enseguida le subía a uno la moral.

Así que ya sabes, como decimos "tiramisú" y no "tiramiyú", es porque "suso" significa "arriba" y no al contrario.

¿Cuál es el monasterio "de suso"? ¡Pues el del tiramisú, el de arriba! Así que el "de yuso" tiene que ser... ¡Exacto!

¡Sí, problema resuelto! ¡Dulce solución!


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