sábado, 28 de abril de 2018

Hijos del cierzo

Homenaje al cierzo, de Julio TAPIA GASCA. Autovía de Huesca (A-23), km. 8,900. Hormigón pintado de verde. La obra mide 25 metros de longitud por 16 metros de altura y es de 1994

Los aragoneses somos hijos del cierzo, nuestro viento más característico. Un viento del noroeste que también sopla en el Ampurdán y Cataluña, pero allí lo llaman mistral o tramontana.

La palabra procede del latín cercius o su variante circius. Según Aulo Gelio, autor del siglo II d. de C., en Noches Áticas, cuando sopla el cierzo, puede tirar a un hombre. Es un viento poderoso. Por eso este autor lo relaciona con circus, círculo, por su carácter circular, de torbellino, huracanado.

Del cierzo han hablado Plinio, Séneca, Lucano, Apuleyo, san Isidoro de Sevilla...


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