El 22 de diciembre, es el día mas esperado para los apostadores en España que son un 80 por ciento de la población que participa en dicha apuesta, aunque la probabilidad de que te toque la lotería es bajísima. Los economistas dirían que jugar es negativo. Y de ahí que se hayan preguntado: Entonces ¿por qué jugamos? ¿Somos irracionales apostando por algo en lo que con casi total seguridad acabaremos perdiendo? Para algunos, la irracionalidad nace del juego como forma de escape frente a la frustración. Si apostar se convierte en la última esperanza para superar una situación económica mala, no hay cálculo de probabilidades que se resista.
Dada la enorme propensión de los españoles a jugar a la lotería en comparación con otros países, ¿significa esto que son una sociedad de esperanzados irracionales? Pero no tenemos en cuenta que en España, la gran mayoría de ciudadanos apuestan a través de participaciones con familiares, amigos o compañeros de trabajo, una práctica que está más extendida que en otros países, se ha ido convirtiendo poco a poco en un acto de reafirmación de los lazos sociales interpersonales. Compartir participaciones es una manera de confirmar tu pertenencia al grupo o incluso de preservar el estatus dentro del grupo
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