jueves, 16 de mayo de 2019

"La señorita Julia", de August Strindberg

Fröken Julie / Miss Julie / La señorita Julia (1888), de August Strindberg, es una de las obras renovadoras del teatro a finales del siglo XIX. Strindberg, Ibsen y Chéjov fueron los grandes innovadores nórdicos de su tiempo.

Esta obra se ha convertido en un clásico universal, representa muy bien el teatro naturalista. Se estrenó en Copenague, Dinamarca, en 1889. Pero en Suecia, por su atrevimiento, no pudo ser representada hasta 1906. De ella se han hecho varias adaptaciones para cine y televisión, así como innumerables representaciones teatrales.

Una de las últimas actualizaciones de la obra es la versión cinematográfica de la directora Liv Ullman en 2014, con Jessica Chastain y Collin Farrell en los papeles protagonistas.



Hay también una ópera de Ned Rorem inspirada en la obra de Strindberg



Sinopsis:

Una noche de verano en una mansión del campo irlandés (en el original de Strindberg, en Suecia) en 1880. Hay una lucha de poder entre una joven aristócrata y el criado de su padre. En un ambiente festivo donde han desaparecido las barreras sociales, Julia y John bailan y beben, se seducen y manipulan.

Ella, llena de altivez, desea rebajarse; él es educado, pero basto. A los dos les une un deseo y una repulsión mutua. Seductores y tiernos, o brutales y salvajes, sus momentos íntimos les empujan a hacer planes desesperados y a soñar con una vida juntos. Sin saber si la mañana traerá esperanza o desesperanza, Julia y John escaparán mediante un acto tan sublime como horrendo digno de una tragedia griega.

Significado de la obra

El propio Strindberg escribió un prólogo para aclararlo. La señorita Julia respeta la regla de las tres unidades (tiempo, lugar y acción) y transcurre sin intermedio ni interrupción alguna. Esta “tragedia naturalista”, en palabras de su autor, se apoya en la fuerza del desprecio y del orgullo como resorte del drama. El enfrentamiento entre los personajes no es solo una lucha de clases, sino la lucha entre una mujer y un hombre por el poder y el dominio moral. Acompasado por la esperanza que tienen los personajes de escapar de su destino social, este despiadado combate lleva infaliblemente a un fin trágico.

La obra ha sido puesta en escena en todo el mundo. En Francia se convirtió en el emblema del Teatro Libre de André Antoine, bastión del teatro popular didáctico apoyado por Emile Zola, donde se representó por primera vez en 1893.

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