lunes, 6 de mayo de 2019

"Madama Butterfly" (1904), de Giacomo Puccini

Puccini fue un operista con éxito. A él debemos Tosca, La bohème, Madame Butterfly, La fianculla del West... Óperas melodiosos y muchas veces representadas.

Madama Butterfly o Señora Mariposa es el título de esta ópera, ambientada en Japón. Su protagonista es un geisha bella y delicada como una mariposa que tema acabar como ellas: traspasada por una aguja y clavada en un muestrario.

La acción transcurre en Nagasaki, donde llega Pinkerton, teniente de la marina de los Estados Unidos, quien va a casarse con la geisha Cio-Cio-San, a la que todos llaman Butterfly. Ellos no se conocen, el matrimonio ha sido concertado, porque Pinkerton quiere una esposa temporal para el tiempo que va a estar en Japón. Y brinda por el día en que se case de verdad con una chica americana, lo que no aprueba el cónsul americano Sharpless, que lo acompaña. Aparece la joven, vestida con un kimono de novia, acompañada por sus amigas y familia. Es bella y delicada. Enseña a su prometido las cosas que trae a su nueva casa, incluido el sable con el que años atrás su padre se dio muerte por orden del gobernador. Se casan, aparece un tío de la novia, El Bonzo, y la acusa de de haber renunciado a su religión y sus costumbres para hacerse cristiana como Pinkerton. Todos reniegan de ella y se queda sola con su fiel criada Suzuki y su marido. La pareja canta un dúo: ella lo ama, pero él... no tanto.

Pasa el tiempo, Pinkerton ha vuelto a América, no tiene intención de regresar. Butterfly ha tenido un niño rubio y de ojos azules, pero el teniente no lo sabe hasta que el cónsul Sharpless le da la noticia. Llega Pinkerton de nuevo, acompañado de su mujer americana, porque se ha vuelto a casar en Estados Unidos. Como la pareja no puede tener hijos, le piden a Butterfly que les dé al pequeño. Ella, entonces, ve acabadas sus esperanzas y coge el sable de su padre. Y se lo clava, como se hace con las mariposas.

Ópera de contrastes de culturas, entre un amor verdadero y otro egoísta y malvado, entre los sueños de Cio-Cio-San y la realidad.



Un bel dì, vedremo
levarsi un fil di fumo
sull'estremo confin del mare.
E poi la nave appare.
Poi la nave bianca
entra nel porto,
romba il suo saluto.

Vedi? È venuto!
Io non gli scendo incontro. Io no.
Mi metto là sul ciglio del colle e aspetto,
e aspetto gran tempo
e non mi pesa,
la lunga attesa.

E uscito dalla folla cittadina,
un uomo, un picciol punto
s'avvia per la collina.
Chi sarà? chi sarà?
E come sarà giunto
che dirà? che dirà?
Chiamerà Butterfly dalla lontana.
Io senza dar risposta
me ne starò nascosta
un po' per celia
e un po' per non morire
al primo incontro;
ed egli alquanto in pena
chiamerà, chiamerà:
"Piccina mogliettina,
olezzo di verbena"
i nomi che mi dava al suo venire.
(a Suzuki)
Tutto questo avverrà,
te lo prometto.
Tienti la tua paura,
io con sicura fede l'aspetto.

Más información:
  • Alcolea, Ana (2018), El maravilloso mundo de la ópera.  Ilustr.: Óscar T. Pérez. Madrid: Anaya.

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